sábado, 25 de septiembre de 2010

Pollo al oporto


Según un viejo refrán británico, un vino de Oporto tiene dos obligaciones: ser tinto y ser bebido. Beber, lo que se dice beber, no les voy a sugerir. Sobre todo porque lo que hay por el barrio no es vino de Oporto, sino oporto El Abuelo. Aunque a veces me pregunto si estas afirmaciones que hago no parten de los prejuicios que una tiene con los vinos baratos. Tal vez sea falta de costumbre. Como sea, pienso que para cocinar, anda perfecto. Paso entonces una receta donde se luce muy bien:

Ingredientes:
(por persona)
1 pechuga de pollo deshuesada y sin piel
1/2 cebolla blanca y 1 de verdeo
1/2 vaso de Oporto
Pimienta negra, nuez moscada, canela, aceite y sal.

Cortamos el pollo en daditos. Salpimentamos y reservamos. En una olla o cazuela, calentamos aceite de oliva. Freímos la cebolla cortada fina. Le agregamos sal (para que suelte el jugo) y cuando esté dorada, agregamos el pollo y sellamos. Apenas tome color, agregamos el oporto, la nuez moscada y la canela.
Dejamos reducir la salsa hasta que quede un poquito espesa. Y listo.
Cerramos esta receta con una cita de Fernando Pessoa, que por ser portugués y un gran poeta, aliña el final de este post: 
¿Por qué para ser feliz hace falta no saberlo?
Vaya pregunta. 

sábado, 18 de septiembre de 2010

La invitada de septiembre: Mónica


Y la invitada especial del mes de septiembre, es nuestra querida amiga Mónica Weissel. Mónica vive en  Bélgica, es argento-alemana, fotógrafa, artista plástica, videasta y también nuestra corresponsal  internacional gastronómica de luxe. Hoy nos presenta este exquisito strudel, que desgraciadamente no podemos probar (sin embargo sí saborear a través de las fotos), dedicado a su Oma. Los dejo entonces con ella: 

Strudel para mi Oma
En la receta que regalo a nuestro bienamado blog, me dejo llevar por imágenes, consejos y no mucho por el minutero de cocción.
Tengo muchos recuerdos de mi abuela paterna; algunos muy especiales en su cocina, equipada de wursts (salchichones), sartenes, mantelería tipo tirolesa y de una gran bañera (típico en pequeños departamentos de post-guerra en Alemania). La he visto preparando cosas ricas, pasando por todo tipo de emociones. Siendo adolescente, estar con ella en sus últimos días, me recordó mi propia infancia y aprendí sobre la suya a través de historias y algunos platos. Mi Oma era una avanzada, preparaba comida rápida.
No estoy segura de haber probado un strudel de mi Oma, pero cada uno que yo preparo, se lo dedico!

A mi parecer (y como se ve en muchos sitios de internet) lo más importante del strudel no es la impecable pinta sino la consistencia al cortarlo; y claro, el sabor.
Para el relleno, necesitamos lo siguiente: 2 ó 3 manzanas rojas peladas (si queda alguna cascarita no importa), miel, nueces picadas, canela en polvo, jugo de limón, agua muy caliente, pasas de uva doradas y pan rallado (importantisimo éste para que absorba la humedad de las manzanas y quede estilo alemán, secote, je).
En cuanto a la masa, tenemos la opción de estirar y estirar la masa hojaldrada; comprarla hecha (mi madre me aconseja en JUMBO la autentica masa para strudel, "delicia de la Oma"!); o utilizar una masa de repostería, ablandándola un poco con la preparación jugosa de miel. De todas maneras, el strudel es austriaco, así que improviso.

Cortar las manzanas en rebanadas finas, no mucho, alargadas. Preparar una ‘salsita’ con el agua caliente (para derretir la miel), la canela y unas gotas de limón.
¡A la masa! (en mi caso hojaldre comprado, no tengo demasiada paciencia). En una fuente de horno la estiramos y volcamos las rodajas de manzanas y la salsa, esparcimos también las nueces y pasas, cada vez en hilera y enrollando la masa, formando de a poco un rollo con el relleno en el interior. Cerramos con la ‘apertura’ hacia arriba y en diagonal, con un leve repulgue.
Al horno 20/30 minutos. Al sacarlo dejamos enfriar un poquito; esparcimos azúcar impalpable por encima.
Servir tibio, con crema al costado, un buen café negro y, si se quiere, alguna copita de licor.
Guten appetit! Monica.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Gazpacho andaluz


Fruto de una intensa búsqueda a través de los blogs y webs españolas, hice la receta del gazpacho andaluz. Si algún cyber colega de esos lares encuentra una aberración, se solicita me lo haga saber.

Ingredientes para 4 personas:
6 tomates maduros grandes y carnosos
1/2 morrón verde
1/2 morrón rojo
1 pepino
1 cebolla
1 diente de ajo
1 rebanada de pan del día anterior
Sal, pimienta, aceite de oliva, vinagre, agua (a gusto de cada uno; no soy una experta en proporciones).

Remojar con un poco de agua el pan cortado en cubos. Trocear el tomate, los morrones, el pepino, la cebolla y el diente de ajo (sin el gérmen, raiz o fibra verde del medio). Meter en la licuadora con una cucharadita de vinagre, dos o tres de aceite de oliva y una pizca de sal. Agregar el pan ya humedecido y seguir licuando. Si queda muy espeso le podemos agregar un poco de agua. Llevar a la heladera por una o dos horas. Antes de servir nos conviene licuar unos segundos más. Lo llevamos a cazuelas, vasos o tazas y, por encima, le podemos poner daditos de pepino o  morrón, un chorrito de aceite de oliva o pequeños cubitos de tostada de pan. Y listo. El gazpacho (para los pocos que no lo saben) es una especie de sopa fría, muy nutritiva (tiene mucha vitamina C) y rapidísima de hacer. Es ideal para cuando se nos viene calorcete a los que andamos debajo del Trópico de Capricornio.

Quiero aprovechar esta ocasión tan ibérica para agradecer a los cocineros-bloggeros españoles por darme siempre tan buenas ideas y despertar mi imaginación gastronómica: Maria Mayte Hortelano, Irene, Majo, NuriaSilvia, María Lunarillos, Juana, Javi Recetas, Laura, María Alonso (y siguen los nombres). Y ya que estamos en el tema, recomiendo a los que tengan un blog de cocina, ver el video de Javi Recetas. Si linkean en la palabra "video", lo podrán ver. Entre otras cosas, él dice que solo publica lo que le gusta,  priorizando la calidad sobre la cantidad. Por mi parte, lo tomaré como consejo. Trataré de publicar  menos, intentando mejorar las recetas y las fotos. Al margen de eso, tener mediodías libres aptos para cocinar y sacar fotos, está cada vez más complicado. Alguien dijo que "lo que no ha pasado al mediodía puede pasar por la noche", pero sin un buen flash de cámara, no hay esperanza.
¡Entonces, será hasta la próxima! 

jueves, 9 de septiembre de 2010

Salmón rosado en salsa de mango


Los salmones son famosos por realizar sorprendentes viajes contra la corriente. Nacen en el río y, cuando alcanzan la juventud, bajan hacia el mar. Allí viven por un tiempo, entre un año y tres, hasta llegar a adultos. Ya maduros, emprenden camino a casa (si es que no son engañados por  un anzuelo antes, claro), entonces enfrentan la corriente del mar para  regresar al agua dulce donde nacieron. Allí se instalan, desovan, se reproducen y se quedan hasta el fin. Esta historia me la contó el pescadero, que andaba en crisis porque esa misma mañana, cruzando la calle, casi lo aplasta un auto. Yo escuché el relato, pero hacia la mitad, me di vuelta y fijé la mirada en la carnicería de enfrente, justo hacia el gancho que exponía las tiras de asado.


Cuando me vio hacer el giro de 180 grados con los pies, el pescadero cayó en la cuenta que una clienta -de estas que se dejan engañar con el precio- se le iba de las manos. Así que antes que desapareciera en cuerpo y alma me gritó ¡nena (estudió marketing), no te vayas! Luego de una discusión moral, llegamos a un trato. Me daba la mejor parte y a mitad de precio (sensible soy... pero no boba). Así que me llevé este hermoso trozo de pez... scado (San Pedro es el patrono de los pescadores)… que... (snif) estaba riquísimo.
Para aquellos a quienes este relato no haya afectado, no sea hayan convertido al vegetarianismo y aún les quede un resto de aguinaldo, va la receta de un delicioso salmón rosado con salsa de mangos. Un manjar.


Ingredientes por persona:
200 gramos de salmón rosado
1/2 mango maduro
1/2 cebolla cortada finita
1/2 limón exprimido
1 cucharada de cilantro picado
Aceite de oliva, vino blanco (o caldo) y efectivo o tarjeta.

La receta:
En una fuente aceitada, ponemos un pedazo grande de papel aluminio. Colocamos el salmón con la piel hacia abajo y salamos y pimentamos. Agregamos por encima cebolla cortada muy finita, cilantro picado, puré de mango y bastante jugo de limón. Rociamos con vino blanco (o caldo) y lo envolvemos con el papel. Llevamos al horno por unos quince o veinte minutos, desenvolvemos y medimos la temperatura de nuestra moral, que seguramente será muy baja, y lo servimos inmediatamente.

Ya que estamos con el tema de vivir y de morir, paso algunas citas célebres... o mejor dicho, epitafios:
De Eric Idle (que sigue vivo), miembro de los Monty Python: Say no more.
De John Wayne: Feo, fuerte y formal.
De Groucho Marx (a su suegra): Rip, rip, hurra!
Cayo Valerio Catulo (para su mujer): Aquí descansa mi querida esposa Brujilda Jalamonte 1973 – 1997 “Señor recíbela con la misma alegría con que yo te la mando.”

domingo, 5 de septiembre de 2010

Mayonesa de palta


Para quienes deben dar la batalla al colesterol, acá va una buena idea para hacer una mayonesa  maravillosa. Las paltas tiene la propiedad de elevar el colesterol HDL-c (o colesterol bueno), también son antioxidantes, ricas en  vitamina E, magnesio, potasio y demás cuestiones que ayudan a tener el corazón sano y a rodearse de buenos amigos.
Lo que no sé es si deberíamos llamar a esta receta propiamente “mayonesa”, pero como ya pasé la receta de pasta de paltas, mousse de paltas, crema de paltas, salsa de paltas y que este fruto es de lo más versátil, por ahí sería conveniente llamarla paltonesa. Se prepara exactamente como la mayonesa, solo que en vez de huevos, usamos... paltas.

Para hacer una porción pequeña, necesitamos:
1 palta madura (la “negrita”)
6 aceitunas verdes descarozadas
¼ taza de jugo de limón
½ taza de aceite
Sal y pimienta
Llevar a licuadora o minipimmer la pulpa de la palta, las aceitunas, el jugo de limón, una parte del aceite, sal y pimienta. Empezar a licuar y de a poco ir agregando el aceite restante. Licuar unos minutos más hasta que tenga consistencia de... mayonesa.
Fácil, sencilla y fresca, como la primavera. Y verde como las paltas, en septiembre, será el espíritu de este blog.
Me despido de ustedes no sin antes avisar que, si el verano trajo refranes, el otoño proverbios y el invierno, chistes, la primavera traerá citas célebres (agarrénse porque capaz se cuela alguna de Narovsky).  A continuación, transcribo una muy linda del pintor y escritor argentino, Alfredo Prior, que dice:
Parafraseando a Mallarmé, diría que el mundo existe para terminar en una pintura japonesa.
Adiós, y que la suerte los acompañe hasta el fin.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Mini brochettes de lomo


Para los apasionados de comidas rápidas y licenciosas, va una microrreceta de minibrochettes de lomo. Sencillas, breves y por demás placenteras.

La receta: tenemos que cortar carne de lomo en daditos, trocear cebolla blanca y morrón verde. ¿Más carnales aún? Entonces también panceta. Vamos pinchando y alternando los distintos trozos en un escarbadientes. Salamos y pimentamos. Podemos ponerles por encima un poco de salsa de soja, salsa inglesa, tamarindo o algún aderezo picante. Se pueden saltear en una sartén con unas gotas de oliva, sobre la plancha o en la parrilla del horno, aunque si eligen esta última opción, tengan cuidado que no se les pianten para abajo. En tal caso, mejor háganlas con los palillos de las verdaderas brochettes.

Estando con el tema del placer, la comida, las minibrochettes y las microrrecetas y, teniendo en cuenta que el precio del lomo es obsceno, sin embargo estimulante, nos despedimos con un sugestivo microcuento titulado “El carnicero”, de una autora española llamada Rosa Mª Vera:

El asistente estaba de vacaciones y el carnicero tenía doble trabajo. Troceaba la carne con esmero, con certeros hachazos que degollaban cuellos, muslos, y pechugas con la habilidad del verdugo acostumbrado a su oficio. Cuando miré sus ojos tras el mostrador y vi la voluptuosidad de sus manos agarrando el cuchillo de trinchar, los botones de mi blusa saltaron al instante. El carnicero había desgajado la tela de un tajo certero. Mis senos derramaban su goteo mortal sobre los jugosos filetes de ternera. La sangre la recogía en un cuenco de barro. Mi cuerpo no tenía desperdicio.

domingo, 29 de agosto de 2010

Ensalada Tabule


El trigo burgol es uno de los cereales más usados en la cocina árabe y oriental. Es un tipo de grano que se vende partido y precocido. Con solo agregarle agua caliente y dejarlo en remojo un rato, estará listo. Así que a los seguidores de recetas rápidas, fáciles y con potencial de ser elaboradas, les vendrá como anillo al dedo. Por la parte nutricional, al contener el grano parte de la cáscara, aportará vitaminas del complejo B, también fibras, calcio, hierro y fósforo. Y como si esto fuera poco, amortiza los niveles de glucemia y colesterol en la sangre.

Para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero, llega hoy la receta de la ensalada tabule (hay muchas otras que se pueden hacer con trigo burgol, y que quedarán para un futuro no muy lejano, ya que en la simbólica me vendieron dos kilos... también una birome, dos paquetes de carilinas, cuatro pilas energizer y un mp3 de Ricky Martin). Antes que se acerquen las polillas pasamos a la receta de esta típica ensalada árabe.

Para cuatro personas, necesitamos:
250 gramos de trigo burgol, 1 pepino, 1 cebolla blanca y un par de cebollitas de verdeo, 1 tomate perita, perejil o cilantro, medio morrón verde, jugo de limón, aceite de oliva y, si quieren, también unas hojitas de menta, 5 o 6 aceitunas negras y una pizca de comino.
Poner el trigo en un bol y cubrir con agua hirviendo o muy caliente (tiene que sobrepasar un centímetro al trigo) y dejar una hora en remojo. Cortamos chiquita la cebolla blanca, la de verdeo, el pepino, tomate, morrón y aceitunas.

Picamos el perejil o cilantro y, si tienen, las hojitas de menta y las aceitunas. Colamos el trigo y cuando esté frío, mezclamos todo. Aliñamos el tabule con jugo de limón, sal, aceite de oliva y una pizquita de comino.
Muy bien, he logrado llegar a una redacción limpia y didáctica (o eso creo). Le voy tomando el pulso al estilo de cocinera. Motivo suficiente para terminar con un chiste:

Es un ladrón que no tenía plata, y mandó hacer una pistola de madera.
Al día siguiente entra en un banco con la pistola en la mano y dice:
¡Todos al piso o los muelo a palo!

jueves, 26 de agosto de 2010

¡El cyberbudín de BERENICE! ¡Nuestra invitada de agosto!


Hoy, Con el tenedor en la mano, se viste de gala para recibir a una invitada muy pero MUY especial: BERENICE TEJADA RODRIGUEZ.
Berenice, 9 años, pacifista de las que ya no hay, repostera, artista plástica, Coordinadora del Grupo de Voluntarios del Departamento de Informática de BIBLIO-PEQUE y tantas cosas más, nos presenta una receta muy especial intitulada "Budín a la Berenice". La recibimos con un gran aplauso, bombos y platillos, expresiones de sorpresa y miles de hurras. Verán las fotos del acontecimiento, la receta y, encabezando esta entrada, la foto de la artista en la exposición de una de sus obras (perdón, no tengo la autorización de nadie para reproducirla, pero lo mío es robar!). Las dejo entonces con ella y luego yo cierro más debajo.




B U D Í N  A  L A  
B E R E N I C E

Ingredientes:
 
200gs. de manteca o margarina
200gs. de azúcar o 1 cda. (de postre) de edulcorante
4 huevos
Harina leudante, 250 gs. y plus.
Fruta abrillantada, 150gs.
Pasas de uva, 150gs.
Coñac, 1 copita (en esta receta: licor de cereza)
Esencia de limón, 1 cta.
 
En un bol, se coloca la manteca blanda con el edulcorante y se bate con batidor de alambre durante 10 minutos, (en esta oportunidad, por razones de tiempo, se hizo con batidora), se agregan  de a 1 los huevos, sin dejar de batir, hasta formar una pasta cremosa. Se le agrega la esencia y el licor de cerezas, que nos quedó de haber remojado las pasas de uva y luego colado.

Agregar de a poco la harina y seguir batiendo, de ser necesario agregar leche descremada.

Por último se incorporan las pasas de uva y la fruta abrillantada, previamente pasadas por harina (para que no se vayan debajo de la preparación)  con movimientos envolventes.  Luego se lleva al horno medio durante 40–50 minutos.


BERENICE  TEJADA  RODRIGUEZ

Agradezco primeramente a BERENICE por haber aceptado participar en mi blog, por todo el trabajo realizado y, sobre todas las cosas, por tener TALENTO. También a Veronica (la sua mamma, inversora y madrina del evento) y a Analía, cyber amiga, productora, coordinadora, alentadora, mujer de palabra y... sin palabras... solo MUCHAS GRACIAS CON TODO MI CORAZÓN!

domingo, 22 de agosto de 2010

Salsa para un sandwich


El cansado más famoso de la historia fue el cocinero de John Montagu IV quien, harto de que el Conde le dejara los platos sin probar por estar siempre ocupado jugando a las cartas, le inventó el sándwich. El bocadillo, bocata, baguette, sanguche o como prefieran llamarle, era la mejor solución para alimentar a un ardiente jugador que, no solo no podía ser desconcentrado del envite, sino que tampoco contaba con más de dos dedos para maniobrar comida. Desde aquel entonces (1762)  y hasta su fallecimiento, el cocinero no volvería a lidear con los cacharros ni con la difícil tarea de lavar los platos.

Con el tiempo, el sandwich se abrió camino, conquistó a multitudes de televidentes y terminó por convertirse en una de las comidas más rápidas y populares que hoy puedan existir. 
Como imaginarán, no les voy a pasar la receta de cómo se hace un sándwich. Solo les tiro una idea para hacer una salsita que  se acomoda muy bien entre dos panes, o sobre unas brochettes, papas fritas, salchichas e incluso como aliño de ensaladas. 

Ingredientes:
Mezclamos ¼ de taza de miel, ½ taza de mostaza y ½ de yogurt natural (podemos reemplazarlo por queso blanco o mayonesa).

¡Ay, para qué escribir tanto!
Antes de despedirme, los invito a clickear sobre la palabra CANSANCIO y escuchar el hermoso poema de Oliverio Girondo, recitado por la voz cansina de Tom Lupo. 

jueves, 19 de agosto de 2010

Budin de bananas


¡Con esta receta, este blog, cumple 100 entradas! ¡Y la bloggera que te jedi, algunos cuantos… pero nunca tantos! Un amigo me dijo una vez que ahora que Sandro no estaba entre nosotros, nadie se iba a acordar de mi cumpleaños. Se equivocó. Nunca recibí tantos saludos como hoy. Muchas gracias a todos y, como no tengo mucho tiempo de sentarme a escribir, paso una receta así rapidito –un poco repetitiva con el tema de los budines, pero bué, hoy quería pasar esta receta y esta foto!-.
Quedo a la espera que se solucionen los problemas de los biblio-peque, los problemas de los biblio-grandes y que pronto todos sean buenos cocineros y anden por la vida felices y contentos. ¡Y paso un chiste al final para levantar un poco a este post!

Ingredientes: 
2 huevos
1 taza de azúcar
4 bananas
35 grs. de manteca
1 1/2 Tazas de harina leudante
Nueces
Pasas de uva (opcional).
Se pisan las bananas con el azúcar, se agregan los huevos, luego la manteca blanda, las nueces picadas y, si queremos, pasas de uva. Por último agregamos la taza de harina, y mezclamos bien. Mandamos a un molde enmantecado y enharinado y luego al horno por 45 minutos más o menos.
Y el chiste prometido:
Este es un borracho que llama a un portal y pregunta:
-Señora, ¿Está su hijo en casa?
Dice la señora:
-No.
Y contesta el borracho:
-¿Le importaría asomarse a ver si soy yo?
Y bueno, espero encontrar un chiste mejor para la próxima. Besos a todos.

sábado, 14 de agosto de 2010

Budín de mandarinas: para las viejas locas


Quién de ustedes (que sea de mi generación… el que no sabe, no pregunte!) no recuerda que hace mucho, mucho tiempo, cuando íbamos a la primaria, la abuela o la madre de una o uno, nos enchufaba una mandarina en el portafolios o, lo que era peor, en el bolsillo del guardapolvos. Llevar una mandarina en el bolsillo era el símbolo del infortunio total. Por muy dulce, buena y sana que fuera, nunca estaba a la altura de un Jorgito. También recuerdo que en los cines de barrio, cuando las puertas se cerraban, la sala quedaba en la oscuridad más absoluta, los comentarios se convertían en cuchicheos, se iluminaba la pantalla gigante, los parlantes empezaban a reproducir el sonido de huevos fritos de una película que había sido pasada más de la cuenta (como ser, Cupido motorizado)…

...y cuando todos estábamos embobados con el arranque del motor del escarabajo de oro, que siempre nos llevaba a otros mundos, hechizados de pies a cabeza, con un pie en el embrague y la mano en la palanca de cambio… zaz! éramos interrumpidos por las chispas, el ácido que salpicaba en los ojos (si es que uno estaba al lado del artefacto)  y más tarde por el olor, el penetrante y odioso perfume de la cáscara de una mandarina. En aquella época, las padecíamos. Nadie se salvaba. Todos los vecinos tenían en el fondo una planta, que era, como decían nuestros padres o abuelos, la mejor fuente de vitamina C. Me acordaba de estas cosas porque hoy, en la verdulería de mi barrio, como el invierno es la época de todas las clases, vendían las dancy, criolla, smith, salteñita y… no recuerdo si también otra. Si les parece mucho, hagan click  sobre MERCADO CENTRAL y descubrirán que el mundo de las mandarinas excede a la división “con semillas” o “sin semillas”. 
Todo este preámbulo para pasar la riquísima, fácil y deliciosa receta del budín de mandarinas, que se hace en un tris, (se las vendo) es fuente de vitamina C y compañera de los mates de las tardes de los fines de semana de las viejas y de las tías (yo es la primera y última vez que la hago, prometo).

Ingredientes:
2 mandarinas grandes limpias
100 cm de aceite de maíz o girasol
2 huevos
½ taza de azúcar
1 y ½ taza de harina leudante

Procedimiento:
Lavar bien las mandarinas. Trocear una (con cáscara y todo) y quitar las semillas. Pelar la otra mandarina, descartar la cáscara y también trocear (quitando las semillas). Meterlas en una licuadora o minipimmer junto con el aceite, los huevos y el azúcar. Llevar a un bol y de a poco ir agregando la harina. Llevar a molde previamente enmantecado y azucarado y hornear en temperatura media por 40 minutos.

Y para cortar lo empalagoso del budín y lo ceremonial del preámbulo (no estaré por estirar la pata, che?), cierro este post con un chiste cordobés.

Resulta que hay un cordobés arriba de una higuera y otro que pasa le pregunta:
- Che, cordobé, qué hacé ahí arriba?
- Estoy comiendo mandarinas.
- Pero si eso es una higuera,
- Y a mí que me importa si las mandarinas las traigo en el bolso.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Lomito salteado con hongos


Aquí relato el destino que encontraron los maravillosos hongos portobello que fotografié la otra vez (suena triste, pero… después de haberles sacado las fotos, escribir la “receta melancólica”, bautizado con nombre a cada uno de ellos -Herminia, Micaela, Orlando y Capitán- me dio mucha pena filetearlos.  Mientras se doraban en la sartén, me pareció escuchar que uno de ellos decía a otro: “pasame el filtro solar” (nadie pase el dato de este pormenor a mi cuñado el psicólogo, por favor). Así que me puse a llorar por todos ellos, Herminia, Micaela, Orlando… Capitán. Incluso lloré por la cebolla morada, que ni siquiera había sido bautizada. En fin. Después del almuerzo me tomé unas gotas homeopáticas llamadas “Rescue Remedy” (y también Hepatalgina, por si acaso) y caí en la cuenta de que los hongos no se ríen, no lloran, no acusan de nada a nadie. Me repetí, al lavar los platos, una y otra vez, “no existe la venganza vegeta más que en mi imaginación”.

¡Se terminó la hora de la pavada! Ahora sí, paso la receta:
Primero: no confundir “lomo salteado” (esta receta) con “lomo saltado”, que es una receta peruana mucho más complicada (y más rica, para qué les voy a mentir). Esta receta es fácil, rápida y accesible (exceptuando el detalle del precio del lomo).

Ingredientes: para 2 o tres personas necesitamos 250 gramos de lomo cortado en tiritas, 1 cebolla morada (que es más fuerte que las blancas), 2 o 3 ramitas de cebolla de verdeo, 1 bandejita de hongos portobello, vino (yo lo hice con el oporto que me quedó de las tortas y salió perfecto), salsa de soja, pimienta y sal.
Calentar en una sartén el aceite de oliva. Sellar los daditos de lomo de los dos lados y sin que se terminen de cocinar. Reservar la carne. En la misma sartén, freír la cebolla morada y la de verdeo y cuando estén tiernas, agregamos los hongos portobello fileteados (recordando que “portobello” no es ningún nombre personal). Salar y pimentar. Cuando la cebolla y los hongos estén dorados, agregamos un chorro de salsa de soja y luego, (antes que pregunten por el factor de la dermaglós), un poco de vino (u oporto). Agregamos la carne y cocinamos hasta que se evapore el alcohol. Si el lomo no dice “muuu”, y los hongos no sueltan risitas, estará delicioso. Queda muy bien acompañado de arroz. 

domingo, 8 de agosto de 2010

Hongos Portobello


El otro día fui a la verdulería de mi barrio y me quedé observando las bandejas de hongos. Estaban las de los blancos, popularmente conocidos como champiñones y otros más oscurillos y un pelín más grandes, los portobello. Me traje de los dos tipos y mientras pensaba en cuál sería su destino gastronómico, les hice unas fotos. Mi cámara es básica, automática y digital y, con lo rápido que avanza la tecnología, ya prácticamente obsoleta. Sin embargo me dio una increíble (pero real) reproducción de esta planta talofita:  una simple, espontánea, natural  y a la vez extraordinaria imagen. Si me pongo  melosa me dicen.
Los que conocemos de cebollas blancas, moradas, de verdeo, dientes de ajo, repollitos de bruselas, alcauciles, paltas, percibimos, de vez en cuando, cuánta belleza puede concentrar un simple vegetal. El destino lo tienen escrito de antemano: ir a parar a la olla, horno, sartén, plato, para luego continuar el recorrido que todos bien conocemos.  Sin embargo no considero que el fin sea inadecuado, por algo este blog  auspicia la noble tarea de ponerse a cocinar.


Una cabeza de cebolla de verdeo, cortada en rodajas revela, entre capas, pequeñas y milagrosas líneas fluorescentes que a los pocos segundos se apagan; una cebolla morada tiene en su interior los principios básicos de la Escuela de Bauhaus; un diente de ajo  cortado al medio, es una verdadera gema. Las verdulerías, con su simpleza y todo, poco tienen que envidiarles a un museo o una galería de arte.
Solo quería pasar estas fotos y reflexionar (me puse solemne, lo sé, lo sé...) sobre lo ciegos que somos a la grandeza de las cosas simples. Si alguno de ustedes piensa que estoy escribiendo bajo la influencia de algún hongo alucinógeno, piensa mal. El poder de estos hongos ha sido el de sujetarse con firmeza en mis retinas.
Pronto pasaré alguna receta hecha con estos hongos que estoy auspiciando. Ninguno de ellos terminará  hoy en la olla.

sábado, 7 de agosto de 2010

Risotto de tomates secos y hongos


La diferencia entre un plato de arroz y un risotto (inventado por los italianos en el siglo XVI) es que este último es cremoso, “mantecato”, porque se pegotea en el almidón que se desprende de los granos. El secreto para que esto suceda es freír el arroz en seco y, de a muy poco, agregar caldo caliente en pequeñas cantidades. La cocción debe hacerse a fuego mediano. Para que no se pegue uno deberá permanecer fiel  junto a la olla y, de ser posible, ser  una persona honesta y trabajadora.  Es decir, agachar la cabeza y revolver. El tiempo de cocción dependerá del tipo de arroz que usemos. El arroz blanco se hace en 15 o 20 minutos, el integral o yamaní, media hora y un poco más también (dado que estos granos conservan el salvado de la cáscara y son más firmes -y más nutritivos, dicho sea de paso-). 

Para hacer este risotto, necesitamos:
(ingredientes para dos personas)
2 tazas de arroz yamaní (o integral, o blanco); 1 bandeja de champignones frescos, 8 tomates secos, 1 cebolla mediana, laurel, pimienta, sal, manteca (o aceite de oliva) y queso rallado.
Ponemos a hervir los tomates secos en una ollita con agua por unos 5 minutos. Cuando estén tiernos, los retiramos y reservamos el agua.
En una olla, ponemos a calentar tres o cuatro cucharadas de manteca (o aceite de oliva), freímos la cebolla cortada muy chiquita y cuando esté transparente, agregamos el arroz seco y lo dejamos tostar unos minutos, revolviendo con dedicación y esmero.

Añadimos los champignones fileteados, un par de hojas de laurel, los tomates ya hidratados cortados en tiritas, medio vaso de vino blanco seco o vino tinto (a piacere) y salpimentamos. Subimos la llama del fuego y dejamos evaporar el alcohol. Luego, y de a poco, agregamos el agua que nos quedó del tomate (o caldo caliente). A medida que el agua se evapora, vamos a agregando más (todo esto sin dejar de revolver, por supuesto). A los 15, 20, 30 minutos (dependiendo del tipo que usemos) el arroz estará listo. Sin dejar que el agua se evapore completamente, apagamos el fuego, añadimos un par de cucharadas de manteca y queso rallado. 
Tapamos la olla y dejamos estacionar un rato para que ligue y espese. Una delicia. Como dijimos antes, esta receta es italiana, pero el arroz es procedente de Asia Meridional (India, Indochina y China).

Como era de esperarse, llegó la hora de los chistontos. Este que paso debajo, es más accesible que el del post anterior, por lo menos yo me leí un lato. Resulta que...

Un hombre entra a un restaurante cantonés y le dice al mozo:
-Chinito solo tengo 3 pesos. Será que me puedes dar arroz con camarón?
El chino le responde:
-¡Camalón caro! Tu estás loco…
-Entonces que me puedes dar, chino?
-Arroz con lisa.
-Bien. Tráeme eso entonces…
El chino le lleva el plato y el hombre ve que sólo hay arroz y dice:
- Chino pero aqui sólo hay arroz. Y la lisa?
- Jajajajajaja.

 
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...