Según un viejo refrán británico, un vino de Oporto tiene dos obligaciones: ser tinto y ser bebido. Beber, lo que se dice beber, no les voy a sugerir. Sobre todo porque lo que hay por el barrio no es vino de Oporto, sino oporto El Abuelo. Aunque a veces me pregunto si estas afirmaciones que hago no parten de los prejuicios que una tiene con los vinos baratos. Tal vez sea falta de costumbre. Como sea, pienso que para cocinar, anda perfecto. Paso entonces una receta donde se luce muy bien:
(por persona)
1 pechuga de pollo deshuesada y sin piel
1/2 cebolla blanca y 1 de verdeo
1/2 vaso de Oporto
Pimienta negra, nuez moscada, canela, aceite y sal.
Cortamos el pollo en daditos. Salpimentamos y reservamos. En una olla o cazuela, calentamos aceite de oliva. Freímos la cebolla cortada fina. Le agregamos sal (para que suelte el jugo) y cuando esté dorada, agregamos el pollo y sellamos. Apenas tome color, agregamos el oporto, la nuez moscada y la canela.
Dejamos reducir la salsa hasta que quede un poquito espesa. Y listo.
Cerramos esta receta con una cita de Fernando Pessoa, que por ser portugués y un gran poeta, aliña el final de este post:
¿Por qué para ser feliz hace falta no saberlo?Vaya pregunta.