domingo, 18 de diciembre de 2011

Mermelada de cebollas


Quien parte cebolla, de pena no llora.
(refrán popular)

Hace algunos días leí que un equipo de científicos, algunos de ellos japoneses, otros de Nueva Zelanda, se encerraron en un laboratorio con el objeto de modificar genéticamente a una cebolla:
-Hay que anular el disulfuro dipropilo- dijo un japonés.
-¿Y eso qué es?- preguntó el neozelandés.
-Lo que te hace llorar, m´hijo- digo yo, porque lo leí en wikipedia.
Qué triste. ¿Hacia dónde va la genética?
El experimento, al momento, no tuvo el éxito esperado. La misma nota decía que los científicos, reunidos para probar los resultados, frente a periodistas, fotógrafos y genetólogos, se pusieron a picar cebolla sobre un largo mostrador. A los pocos minutos de empezar, seis o siete de ellos se retiraron por la puerta trasera moqueando. Un bochorno. El público quedó absorto. El científico más viejo de todos rompió el silencio y, cuchilla en mano, dijo:
-Aún quedan algunos detalles.
Luego miró hacia la puerta del fondo de soslayo, como queriendo decir, “ya van a ver, cobardes”.
Si mi opinión vale de algo, que detengan la investigación. A mí no me importa llorar por una cebolla. Sobre todo si el emprendimiento es hacer esta increíble receta:

Lo que lloré (por un frasco)
4 cebollas blancas grandes
Pimienta en grano y 1 clavo de olor
1 cucharadita de jengibre en polvo
3/4 taza de vino oporto
3/4 taza de azúcar
1/4 taza de aceite de oliva
Sal

Se me pianta un lagrimón:
Calentar el aceite de oliva en una olla grande a fuego mediano. Cortar las cebollas en rodajas bien finas. Freírlas. Salar, agregar una pizca de jengibre en polvo y algunos granos de pimienta. Cuando la cebolla esté tierna y transparente, bajar el fuego al mínimo y agregar el vino oporto, el azúcar y (si tenemos) un clavito de olor. Mezclar bien con cucharón de madera. Dejar reducir un buen rato, como cuando una hace mermelada (hora, hora y media), revolviendo la base de vez en cuando. Cuando ya esté a punto, guardar la mermelada en un tarro esterilizado e, idealmente, tapar y dejar el frasco boca abajo en un lugar seco y oscuro durante unos cuantos días. Queda genial sobre una tostada con queso, o para acompañar pollo o pescado a la plancha e incluso para hacer un arrocito agridulce.

Así es la vida. Un poco se llora, otro poco se ríe. Me despido con "La dicha de vivir", aunque pensando, también, qué título se fue a buscar Lugones!

Desde Narrativa Breve


LA DICHA DE VIVIR
Leopoldo Lugones

Poco antes de la oración del huerto, un hombre tristísimo que había ido a ver a Jesús, conversaba con Felipe, mientras concluía de orar el Maestro.
–Yo soy el resucitado de Naim –dijo el hombre–. Antes de mi muerte, me regocijaba con el vino, holgaba con las mujeres, festejaba con mis amigos, prodigaba joyas y me recreaba en la música. Hijo único, la fortuna de mi madre viuda era mía tan solo. Ahora nada de eso puedo; mi vida es un páramo. ¿A qué debo atribuirlo?
–Es que cuando el Maestro resucita a alguno, asume todos sus pecados -respondió el Apóstol-. Es como si aquél volviera a nacer en la pureza del párvulo...
–Así lo creía y por eso vengo.
–¿Qué podrías pedirle, habiéndote devuelto la vida?
–Que me devuelva mis pecados –suspiró el hombre.

[De Filosofícula, 1924]

12 comentarios:

  1. Me encanta esta mermelada de cebolla, nunca la he probado pero po rlo que veo la tuya tiene una pinta de 10, sera cuestión de prepararla para poder admirarla, besos

    ResponderEliminar
  2. A esta mermeladita voy a hacerla, voy!

    Que diosa que sos, Estela; recuerdo haber leído ese libro de Lugones en un verano de vacaciones en Pedernal, provincia de San Juan.
    Casa de campo de un amigo de familia patricia con abuelo de biblioteca enoooorme...creo que tenía todo Lugones.
    Otro libro del hombre que me partió el tomate aquel verano fue "Las fuerzas extrañas" muy en la vena de Stevenson (años después el dibujante Carlos Roumé hizo una adaptación de uno de los relatos en la revista Fierro).
    Tapa rústica verde, añejos libros ya en los setentaypico época de esas vacaciones...¿qué será de ellos ahora?...

    Qué será de ellos.

    Beso.

    ResponderEliminar
  3. Hola Sofía, hacela, no te vas a arrepentir, es deliciosa. Después me paso por tu blog.

    Hola Pez, me parece que voy a dejar plantado a un libro que estoy leyendo ahora para empezar con este otro que decís vos, “Las fuerzas extrañas”.
    También me pregunto qué será de la biblioteca de ese abuelo amigo… cada vez menos gente invierte en estantes y libros, será pa no gastar en plumero. Ojalá alguien los haya conservado. Aunque… sabés que está toda la obra de Lugones escaneada y colgada en la Biblioteca Nacional de Maestros? Abajo te copio el link, por si no lo tenías. No es lo mismo un libro que un pdf, ya lo sé, pero a veces... si las ediciones están agotadas, mejor esto que nada.
    ¡Amigo, muchas gracias por la visita y beso grande!
    Este es el link:
    http://www.bnm.me.gov.ar/cgi-bin/wxis.exe/opac/?IsisScript=opac%2Fbibdig.xis&src=fp&dbn=LUGONES&key1=&tb=gen&query=%24&operador=AND&formato=breve

    ResponderEliminar
  4. Yo no sabía que la mermelada de cebolla se podía hacer con Oporto. Me gusta muchísimo esta mermelada y con un queso de cabra o brie me haces feliz.
    Un besazo enorme.
    Alicia.

    ResponderEliminar
  5. Alicia, con queso de cabra, queso brie, queso manchego, queso parmesano... mmmm... queda bien en casi todos los quesos. Besos.

    ResponderEliminar
  6. esta buenisima para tenerla a mano estos dias, tantas comidas y tan poco tiempo! un buen queso y esta mermelada y la entrada esta resuelta!

    ResponderEliminar
  7. Por las fotos, está como para chuparse los dedos. Agrego un comentario práctico: para cortar cebollas sin llorar hay que ponerse antiparras. No se rían, se las consigue en las buenas ferreterías, son de acrílico, las mismas que se usan para protección cuando se usan amoladoras.
    Volviendo a la mermelada, ¿es como un chutney?
    Me anoto para ponerle a unas costillitas de cerdo.
    ¡Felicidades!

    ResponderEliminar
  8. Fernando, qué antiguo! Desde que se inventó la canilla no hace falta usar antiparras.
    Aunque lo tendré en cuenta el día que me corten Aysa :) Me río porque no te creo.
    Al chutney (me parece) lo hacen con vinagre y unas cuantas especias, y luego lo dejan estacionando un mes e incluso más. Esta receta es más simple y express... y sí, por supuesto que con unas costillitas de cerdo, con el tenedor y el cuchillo en la mano.
    ¡Feliz navidad!

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...