martes, 5 de julio de 2011

Tallarines a la putanesca


Hace muchos, muchos años, cuando comenzaban las vacaciones escolares -que para mi vieja no eran vacaciones, sino todo lo contrario- y al grito de llevate a estos indios, por favor, acudía en ayuda mi abuela Cata. A mi abuela la adorábamos, pero si la propuesta era vamos a salir a pasear, sabíamos que, de cabeza, iba a ser un embole. Para bajar el índice de riesgo, se resolvía que mi hermano varón iría a lo del tío Cacho para ayudar con la estanciera y que las mujeres, las tres hermanas, iríamos con la abuela a visitar a la bisabuela de Pergamino.
La casa de la bisabuela de Pergamino estaba lejos. Había que tomarse un tren y luego patear unas veinte cuadras. Era grande, hermosa, tenía infinidad de árboles, todos llenos de pájaros de lo más extraños. Pero como íbamos a demostrar que estábamos hechas unas señoritas, a mi abuela no le quedaba otra que encerrarnos en la cocina. Para que no nos aburriéramos tanto, la bisabuela nos dejaba en compañía de Marta, la muñeca que camina y habla, rebautizada por nosotras como "la muertita". Mientras tanto, la abuela se encerraba en el living con la bisabuela, la tía Marina y dos o tres parientas más que ahora no recuerdo.  Nosotras, en la cocina, hurgábamos en los cajones hasta dar con un cuchillo de punta redonda que sirviera de destornillador, a fin de darle algo de vida a la Marta. Porque Marta no caminaba, no hablaba, y les juro que no era un problema de pilas.
A través de la puerta se escuchaba a las viejas meta reír y a nosotras nos entraba una curiosidad fatal. Íbamos hasta la puerta del living con absoluta prudencia y nos acomodábamos para espiar a través de la cerradura. No éramos los que se dice silenciosas, así que pronto nos descubrían. Sobresaltadas, pálidas, una con Marta bajo el brazo, la otra empuñando un cuchillo de punta redonda, un peligro. Mi abuela nos dejaba entonces entrar, a la voz de no se pueden estar quietas, che. Entonces nos acomodábamos en los sillones para participar de la reunión. Pero a partir de ese momento, la abuela, bisabuela, tía Marina y las otras mujeres, empezaban a hablar en código, improvisaban e inventaban palabras para que no les entendiéramos. Una fábrica de inventar metáforas. Cada tanto rompían a reír y mi abuela soltaba un me meo, me meo. Qué bronca nos daba no entender nada.
Al final de la tarde, ya nochecita, nos preparábamos para el regreso. Algunas veces, tía Marina entregaba a mi abuela un paquetito muy bien envuelto y le decía, para los tallarines a la putanesca, Cata. Y otra vez se largaban a reír. Y mi abuela, otra vez más, me meo, me meo. Imposible lograr que la abuela nos tradujera algo, siquiera en el tren de regreso. Cuanto más densas nos poníamos, más evasiva se volvía ella. La abuela, en el tren, miraba a través de la ventana y se ponía a tararear un tango.
Cociné tallarines a la putanesca con la esperanza de avivarme de algún secreto, pero me fue imposible encontrarle la gracia. Si algún cocinero con experiencia me pudiera explicar, se lo agradecería.


Ingredientes (para 4 o 5 parientas risueñas)
500 gramos de pasta seca
6 cucharadas de aceite de oliva
2 dientes de ajo
10 filetes de anchoas
2 latas de tomates peritas (o 12 tomates pelados, pasados por agua hirviendo)
200 gramos de aceitunas negras
Si queremos, también alcaparras
Aji picante

Come procedere:
Rehogar los dientes de ajo machacados y el ají picante cortado chiquito en aceite de oliva. Agregar los filetes de anchoas con un poco del mismo aceite que traen. Agregar el tomate picado. Dejar reducir unos minutos y agregar las aceitunas cortadas y las alcaparras. Cocinar un par de minutos más.
Aparte, prepar la pasta. Cuando esté al dente, colar, pasar por un chorro de agua fría y luego incorporar a la sartén con la salsa. Calentar un minuto y servir.

Mi abuela Cata y las mujeres que se reían ya no están. Sin embargo tengo de ellas un millón de recuerdos. Disculpen si los atosigo con ellos. No sé si será por la edad, tal vez me esté enfermando de melancolía, pero me hace muy bien recordarlos todos. Me despido con el tango que solía cantar mi abuela a la hora de evadir nuestras respuestas. Arrancado de La Pulpera,

Café de los Angelitos (1944) Catulo Castilo y José Razzano

¿Tras de qué sueños volaron?
¿En qué estrellas andarán?
Las voces que ayer llegaron
y pasaron, y callaron,
¿dónde están?
¿Por qué calle volverán?

18 comentarios:

  1. Que bueno tener tantos recuerdos y poder plasmarlos con tanto detalle y poesía.
    Los tallarines también me gustaron ¿eh?. Bss (Elena)

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  2. A ver, Estela, lo primero es lo primero, es que me gustan tus relatos a rabiar. Dicho lo cual, a lo segundo; investigo por curioso y encuentro una palabra en catalán, única referencia por cierto, que se acerca a putanesca, es el adj. putana, una palabra en desuso que significa propiamente 'malvado, traidor', y que traduce el adj. italiano 'putti', relacionado con 'puta', y desde ahí, hacer las cosas con putería, con picardía, todo con el sufijo 'esca' que denota pertenencia o relación, pero con algo de burla o menosprecio. Todo junto, los tallarines a la putanesca son, según lo más probable, 'come, come, que verás cuando te lleves a la boca el primer bocado lo que te va a picar, que no sabes la de picante que he puesto'.
    Y lo tercero es igual a lo primero, o parecido.

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  3. Nunca he probado la putanesca de marras, pero seguro que me gusta, que a mí me gusta de tó!!! jajaja!!! ahora, el relato, este y todos los escribes, deja a uno "parau" e incapáz de quitar la vista de la pantalla hasta que llega al último punto (.). Siempre es un placer enoorme leerte Estela, lo haces de fábula amiga!!! :)

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  4. Gracias Elena! A mí también me gustaron los tallarines, me olvidé de decirlo.
    Tito, muchas gracias! Lo mismo digo y escribo en tu blog, también es un placer leerte porque me hacés matar de risa.
    Eugeni, como siempre, gracias, muchas gracias! Me da un poco de verguenza pasar relatos tan personales, pero a quién le gusta escribir sabe que la mejor fuente de inspiración es su propio mundo y su historia. También gracias por la explicación de la palabra "putanesca". Seguramente, sí, la abuela se reiría de alguna cosa relacionada a lo "picante". ¡Besos y cariños!

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  5. Jo Estela queridísima, cómo me he reído!!!
    Es que eres la monda, hasta se lo he leido a mi marido, esa abuela tuya es como todas!!! unas egoistonas de la adultez, a nosotras tampoco nos dejaban escuchar nunca nada.
    Qué tiempos...
    Si sigues escribiendo así nadie va a entrar a ver tus recetas!!!, yo te leo saboreando cada palabra, esa gracia porteña es total ;-)
    Besinos cuca!

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  6. Jjaja, gracias Isa! Sí, sabés que siempre pienso que si sigo excediéndome en caracteres ya nadie leerá mis recetas (y a veces también pienso que como este es un blog de cocina, tampoco leerá lo otro, jajaj). Trato de compensar, una receta con introducción corta, otra mediana y, de vez en cuando, alguna de estas! Besos grandes Isa.

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  7. Rico plato querida Estela doy fe porque lo he probado muchas veces en restaurantes,la historia que cuenta Eugenio tiene algo de cierto,pero yo sé otra historia parecida.
    Si tus tías se reían a rabiar y sin explicación a los menores es porque se trata de esas mujeres,es la forma que tienen en Italia de llamar a las chicas que se ganan la vida con ya sabes y el plato putanesca se originó en Napoles,pero a ciencia cierta no se sabe si es por el empleado picante o que esas chicas cocinaban u ofrecían sólo ese plato en esa casa, también se conoce como el plato de la buena mujer alla buena donna,el origen es una frase irónica muy común en Italia"hijo de una buena mujer",puede ser una leyenda o mito,pero lo que se que es una buena receta,abrazos grandes.

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  8. Ja, ja, ja, me meo, me meo yo también.
    Que historia tan bien contada, me ha parecido estar allí con vosotras escondida cotilleando a las viejas, jejeje.
    Me imagino que se reirían por lo de "putanesca" y su significado con las chicas de "la calle".
    Pero es una salsa bueniiisima que además yo hago mucho y tiene muchas variantes.
    Adoro las anchoas!!
    Besines y gracias por esta anécdota.
    Nieves

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  9. Preciosa historia, Estela.
    ¡Cuanto añoramos nuestra niñez!! Eso es síntoma de que fuimos felices, podemos sentirnos contentas con el paso por esta vida.
    Y la receta de la famosísima salsa Putanesca nunca la he hecho, probablemente caerá en breve por que la pasta la adoro, esa mezcla de ají, anchoas y alcaparras con tomate tiene que estar deliciosa.

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  10. Hola Estela!!!! ya veo que las abuelas son iguales en cualquier sitio! :D

    te sigo desde ahora y así podré aprender muchas cosas nuevas, porque parece que aquí en España casi todo el mundo hace lo mismo a la vez!!!!!

    saludos

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  11. Estela, gracias por tus felicitaciones. No conocía tu blog, así que me quedo disfrutando de tu cocina
    Muchos besos

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  12. gracias por tu visita y tu comentario, qué ilusión!!!!

    besos desde BIlbao

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  13. Una delicia leerte como siempre, yo hago putanesca sin saberlo, igual pero con gambas, la prox. con anchoas que nos chiflan.
    Besos.

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  14. Me encantan los tallarines a la putanesca, los suelo hacer a menudo con mi aportación particular, una lata de atún bien machacada con las anchoas y unas aceitunas negras. Todo en el mortero que forme una pasta que luego añado al tomate.
    Un besazo.
    Alicia.

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  15. Estela, querida, te has cambiado la foto de perfil; qué gato más peludo tienes, no? Y qué libro más gordo lees. No, ahora en serio, estás guapísima, no sé por qué tenemos tan pocas fotos tuyas, eres fotogénica, nena.

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  16. Hola Eugeni, pero si en el blog hay un montón de fotos mías! Hay otras distribuidas por ahí, creo que en la receta del asado. Ya subí unas cuantas. Ya si pongo más, empezaria a entrar en competencia con la Victoria Beckham, y eso no quiero, jajaja. Besos amigo. Luego me doy una vuelta por tu blog, vi que actualizaste.

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  17. Me gustan los tallarines y que bonito el post.
    Un saludo

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  18. Estela, estoy comenzando a "saborear" tu pluma, la verdad es que aquí no hay desperdicio, eres demasiado buena, te lo digo en serio, qué bueno que además eres generosa y compartes tus historias. Me puedo imaginar esa cocina en Pergamino y las viejas encerradas en el living. Bueno, ya se dijo todo acerca de la "putanesca", sólo me queda decir que es de mis salsas favoritas. Te quedó estupenda.

    Besitos

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