Gracias al golpe que me di en la cabeza la semana pasada, dejé de preocuparme por mi crisis existencial y comencé a OCUPARME de ella. Para provocar un cambio en la vida, algo hay que activar. No importa tanto qué es lo primero que uno haga, la cuestión es precipitar la primera ficha de dominó. Después, todo es fácil. Por estos días, justamente, una compañera de trabajo me aconsejó empezar por cambiar de celular. Según ella, ese aparatejo viejo, con la pantalla rajada, privado de tres botones y con una batería de duración máxima de 3 horas, daba asco. Es posible, pensé. Lo que pasa es que invertir en este tipo de cosas no me gusta. El dinero está para cosas mucho más importantes respondí, mientras me acomodaba mis anteojos de leer Riqui Sarkany. Pero algo de razón tenía, porque para mantener la comunicación con alguien, debia atajar con todos los dedos carcaza, antena y botonera, y así no se puede. Entonces fui a una de estas casas de celulares y, mientras el vendedor me mareaba con una cantidad impresionante de modelos, le dije, dame uno cualquiera, pero que sea finito y tenga linterna.
He dado el primer puntapié. Se activó el motor. Puse en en marcha la máquina. Se vienen grandes cambios. A partir de ahora, todo lo que empiece a hacer, será últil y provechoso. Como este riquísimo helado de mango, preparado a fines de una tarde de junio, cuando el termómetro marcaba 3 grados de temperatura.
Ingredientes
Pulpa de 2 mangos
1 cucharada de jugo de limón
150 gramos de azúcar impalpable
300 cm3 de crema de leche
¡Qué fredo!
Procesar la pulpa de mango, el limón y azúcar en licuadora o minipimmer.
Batir la crema de leche unos minutos, hasta que quede ligeramente firme pero sin que llegar a punto chantillí. Agregar la pulpa y mezclar suavemente. Llevar a una fuente y meter en el freezer. Cada rato sacar y volver a mezclar.
Podemos bañar con sirope de mango, que se hace con pulpa de mango procesada y colada, unas gotas de jugo de limón y azúcar. Mezclamos y llevamos a fuego hasta que se reduzca un poco.
Me retiro a meditar cerca de la estufa, no sin antes pasarles el cuento habitual. Robado descaradamente de la página La Pulpera de Fernando Terreno, a quien he sacado textos más de una vez sin mencionar las fuentes, con ustedes:
El fuego, la velocidad, dios.
Cuenta una leyenda hindú que en ocasión de la visita del Maharajá de la región, el jefe de la aldea lo llevó por la calle principal y le mostró a un hombre inclinado ante el fuego y recitando una plegaria.El fuego, la velocidad, dios.
−Es un sacerdote −dijo el Maharajá.
Y luego vieron a un hombre que, alimentando el fuego con un fuelle, derretía el metal y fabricaba una espada.
−Es un herrero −dijo el Maharajá.
Después se enfrentaron a un hombre que volcaba oro puro, en estado líquido, sobre un molde cuidadosamente labrado.
−Es un orfebre −dijo el Maharajá.
Y al final de la calle había otro hombre que estaba sentado sin hacer nada, pero mirando fijamente el fuego y el Maharajá se sintió desconcertado.
− ¿Qué hace? −preguntó.
− Trata de averiguar qué es el fuego −le contestó el jefe de la aldea −. Es un filósofo.
Sustraído de:
Leonardo Moledo/Esteban Magnani, Diez teorías que conmovieron al mundo, 2006, Buenos Aires, Capital Intelectual.
ay estelita, yo estoy peleada con los celulares, de hecho uso los que desecha mi marido, que dicho sea de paso lo cambia cada 8-10 meses, entonces yo mas o menos tambien estoy a la vanguardia (ja!).
ResponderEliminarla cosa es que mi celular esta siempre apagado, descargado, perdido o muerto, lo que lleva a mi marido a una crisis cada vez que salgo sin celular y me hace prometerle mil veces que pondre mas atencion a el. al celular, no a mi marido.
pero yo no puedo, no puedo estar atenta a los caprichos de una maquinita, es mucho para mi. se me olvida cargarlo, se me olvida encenderlo, se me olvida donde lo deje...se me olvida que lo tengo! los celulares son el diablo.
Yo reconozco ser víctima de los móviles, aunque no estoy en lo último, lo llevo siempre pegado en la mano. El helado buenísimo, no he comprado nunca mango porque no se realmente que textura es la adecuada, pero voy a intentar esta receta, porque nosotros estamos a 35º y se agradece esta riquísima copa. Bss (Elena)
ResponderEliminarMadre mía!!! y aquí a 36º!! ;-)
ResponderEliminarYo no soy muy amiga de las tecnologías, pero desde que me regalaron( porque yo jamás lo hubiese comprado) el Iphone, estoy por meterlo a él en la cama y echar a mi marido!!!
Me es mucho más útil! ;-)
¡Es cierto, que vosotros estais en pleno invierno! Con estos calores a una se le olvida que media humanidad sufre silenciosamente el invierno.
ResponderEliminarTu receta es muy meritoria, preparar un helado en invierno...
Tengo que aprender a comprar mangos, un día cogí uno en la frutería y sabía a colonia, debía estar verde o algo así.
Un besazo y felicidades por arrancar, sigue así.
Alicia.
Mi Estela!!!, yo era de las de "cualquier movil me sirve"...hasta que di con el maldito IPhone..desde entonces mi vida cambio.y casi como Isabel, estoy por ponerlo en la cama entre mi marido y yo;)...estoy enganchada!!..pero la culpa no es del IPhone, sinó del blog!!!
ResponderEliminarComo siempre, me voy con algo bueno para mi cerebro, y para mis papilas!..el helado me gusta, de hecho se nota que las dos somos mangueras... pues yo hice uno el año pasado..creo que aún no nos conocíamos..de eso ya hace!!:)
El pequeño cuento como siempre me gustó mucho y me dio algo que pensar!
Mil besos mi linda y abrigate muuuucho!!!!!:)
Gracias chicas por los comentarios. La verdad es que aunque reniegue del celular (en ese sentido me idenfifico con Blo) y por motivos de trabajo, no me queda otra que andar con el cacharro para todas partes. Ahora, no quisiera llegar al IPhone o al Black Berry. A Isa y a Juana seguro les convendrá tenerlo, porque tienen niños. ¡Pero a mi me gusta estar, por momentos, un poquito incomunicada! ¡Besos chicas!
ResponderEliminarVaya con los móviles, aquí todo el mundo se retrata; pues yo trabajo desde el año 89 (qué mal suena), como técnico de Apple, reparo, instalo y más, pero no tengo iPhone ni iPad, pero sí iPod más viejo que matusalén y que utilizo a diario. De caducidad programada, nada de nada, lo mismo que mi teléfono Sony viejísimo él, rallado, cristal roto, abollado y desgastado, pero va como un reloj y cuando la empresa me dice, ¿quieres un iPhone? les digo que, para qué, eso faltaría, encima iPhone, ni hablar. Estoy de Apple hasta la coronilla.
ResponderEliminarOsea, Estela, que ya has empezado con los cambios en tu vida comprando un celular nuevo, ya veo que estás decidida, al menos eso intuyo de tus comentarios, espero que sea pronto y bueno para ti, olvídate de las 18 horas de trabajo al día porque entonces quiere decir que no tienes vida social, y relacionarse con los demás es, según lo más probable, la mejor manera de ser feliz.
¿Qué decías de un helado?
41"
no sabia que eras una genia de la cocina stella.
ResponderEliminarque alegria encontrar tu blog. lo consultaré desde ahora. hay recetas geniales. el blog esta buenisimo.
algun dia me gustaria ser la invitada del mes.
beso grande
viki comune
Jjaja, Eugeni! ¡Totalmente de acuerdo! Yo no trabajo para Apple pero como casi todos mis colegas andan sonorizados (es decir, les suena un beeep por cada paso que dan), también estoy hasta la coronilla del IPhone y Black Berry. Lo que sí me gusta de Apple son las Mac. Yo soy PC pero en cuanto pueda, me paso. Lo del celular, como sabrás, es puramente metafórico. Mis cambios apuntan básicamente a cambiar mis condiciones de trabajo, si lo logro, entonces sí, empezaré a hablar de felicidad. Besos amigo.
ResponderEliminar-2.
que burra. escribi mal tu nombre. estela. ahora si. beso y felicitaciones de nuevo. una maravilla!
ResponderEliminarViki, gracias por el halago. Como verás no soy muy ducha en la cocina pero le pongo empeño (una genia, ni a ganchos...!). Cuando quieras sos la invitada del mes. Te tomo la palabra. ¡Besos amiga!
ResponderEliminar¿-2?
ResponderEliminarEugeni, me equivoqué! Pensé que me hablabas de la temperatura que hay allá en tu tierra, verano de 41 grados, y te lo contrarrestaba con la sensación térmica de acá. Pero no, me confundí, no pude ver el signo segundos... Otro abrazo, amigo!
ResponderEliminarExquisito helado querida Estela ,aunque haga frío yo soy de helados y de mango estupendo,también no soy muy amiga de la tecnología,tengo y no uso celular,estaba de viaje y nada sabían de mí jjjeee,saludos abrazos y cariños amiga.
ResponderEliminar¡Hola Rosita! Así que te vas, dejas a tu marido solo y sales por ahi sin el celular, eh? Pues muy bien hecho, jajajaj. Ya me voy por tu blog. Besos.
ResponderEliminarHola Estela, es genial el helado y que sorprendente es el mundo junio a 3ºC jajaja y acá en Badajoz estamos a 40ºC.
ResponderEliminarGracias por llegar al bazar y nos vemos al regreso de vacaciones, bsos
Qué ricos los helados en invierno,nuestra abuela aprovechaba la nieve para hacerlos.
ResponderEliminarMi móvil es una tastarra que nadie quería y yo tampoco,paso de móviles a no ser que vaya a un lugar inhóspito y entonces no hay cobertura.
Mi hija preguntó ayer que qué hacen los filósofos y no le supe explicar muy bien,así que el cuento de hoy me viene de perlas.
Besos.
No Estela, NO! por favor no te compres el BlackBerry que aunque no sé mucho sobre esos cacharros te puedo decir por experiencia propia que son basura neta. Cada vez que estoy en contacto con alguien que tiene Blackberry (que es siempre porque le estoy haciendo un template), tiemblo solo de pensar en la cantidad inmensa de emails que me llegarán, la mayor parte del tiempo repetidos.
ResponderEliminarEstela querida, al fin me tomo unos dias libres asi que me llevo tus recetas e historias para leer en Ostende (pero en la costa belga!)A ver si encuentro unos mangos : ) Abrazo!
ResponderEliminarque dulce maravilla este helado, ya veo que todo lo haces con esta habilidad. desde hoy te sigo.
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