viernes, 28 de mayo de 2010

Cheescake de chocolate


Según Carlos Arguiñano, la mejor dieta para bajar de peso es la CLM (comer la mitad). Festejando esta novedad, posteo la última bomba de mayo: tarta de queso y chocolate. No es necesario mirar la foto dos veces para darse cuenta que hay (¡ay!) colesterol. Pero podemos preparar tartas pequeñas o hacer una grande y convidar a varios. Como dijo Baltazar Gracián, “lo bueno, si breve, dos veces bueno, y aún lo malo, si breve, no tan malo”.
Para la masa: 300 gramos de galletitas dulces (de limón, vainilla o canela) y 100 gramos de manteca blanda.

Para el relleno y cobertura: 250 cm3 de crema de leche, 400 gramos de queso crema, 150 gramos de chocolate semi amargo, 3 huevos, media taza de azúcar.



Y la receta: trituramos las galletitas hasta que se forme una harina. Agregamos la manteca y amasamos bien hasta formar una pasta lisa. Forramos con ella un molde, presionamos bien con los dedos y guardamos en la heladera por una hora aproximadamente.
Batimos los huevos con 3 o 4 cucharadas de azúcar. Aparte, batimos la mitad del tarro de crema con 5 o 6 cucharadas de azúcar por un minuto, agregamos el queso crema y batimos dos minutos más. Ponemos a derretir el chocolate a baño maría con la mitad de la crema que nos queda. Juntamos los huevos batidos con la mezcla de la crema y el queso y revolvemos. Cuando el chocolate esté derretido (y tibio) agregamos a la preparación anterior y mezclamos bien. Rellenamos el molde. Horneamos por 45 o 50 minutos. Si queremos que nos salga húmedo, nos conviene hacerlo en el horno a baño maría: poner el molde sobre una fuente con agua y taparlo con papel aluminio. Apagamos el horno y dejamos enfriar. Por encima podemos bañarlo con la crema que nos queda apenas batida o fundir con ella más chocolate a baño maría. Siguiendo con el consejo de Arguiñano yo les recomendaría que si no la van a llevar a la casa de nadie, la escondan en el freezer... siempre y cuando no les gusten las tortas congeladas.

martes, 25 de mayo de 2010

Puchero del bicentenario. La invitada de mayo: Susana


Hoy, conmemorando el bicentenario de la patria, cedo este humilde pero honorable espacio a uno de los próceres de la cocina familiar: Susana. Ella nos explicará paso a paso cómo se hace este solicitado plato popular y, de paso, revelará la fórmula del puchero que convierte al comensal de diversa ideología política, en acérrimo peronista (y al que ya lo es, fanatiza). Si hay algo que no se ha perdido en la tradición familiar, es la brujería en la cocina.
Recuerden que este es un especial y que esta receta (cuyo copyright y contenido gastronómico no me pertenecen) se sale por un día de lo fácil y de lo rápido. También sepan que, para hacerlo, habrán de contar con un importante capital de ollas así como también de comensales de firme y contendiente convicción política. Éxitos. ¡Y a lograr el objetivo!

Lo que lleva. Carnes: ossobuco de vaca, panceta, gallina, chorizo colorado.
Verduras: Zanahorias, zapallo, puerros, papas, batatas, choclos, repollo, garbanzos, cebolla, apio, perejil, laurel, apio.
Para acompañar, aceite de oliva, mayonesa, mostaza y salsa criolla.
Paso a paso. Remojar toda una noche garbanzos. Al día siguiente enjuagarlos, ponerlos con agua y sal, de ser posible, en una olla a presión (1). Poner a fuego máximo y después del primer silbido bajar al mínimo y dejarlos 20 minutos. En otra olla (2) poner a hervir los chorizos y la panceta. Cuando estén tiernos agregar el repollo y seguir hirviendo hasta que se ponga transparente. En otra (3) olla más grande poner a hervir agua con sal gruesa. Agregar la carne de vaca, con los puerros, el apio y una cebolla hasta que la carne esté tierna. Pasados unos minutos verán que se forma una espuma en la superficie, ir retirando. En otra olla (¡4ta.!) hervir gallina, al cabo de 30 minutos agregar las zahahorias  y después las las papas y las batatas, y al rato el zapallo, hasta que las verduras y gallina estén tiernas. Agregar tos los choclos cortados en rodajas de unos 4 cms,  dejar hervir 5 minutos y apagar.

Colar la olla de la carne, chorizo, panceta, repollo y tirar el agua. Colar los garbanzos. Colar la olla de la gallina y las verduras y reservar el caldo. Cuando el caldo enfríe colocarlo en la heladera y cuando se solidifique la grasa en la parte de arriba retirarla con una espumadera. Es delicioso para tomarlo caliente solo o agregarle fideos o arroz y hacer una rica sopa invernal. Distribuir en dos fuentes, en una con la carne, el chorizo, la panceta y la gallina y en la otra las verduras. Cada uno acompañara con aceite de oliva, mostaza, salsa picante, mayonesa a gusto o, salsa criolla (ver receta). También pueden agregarse ajíes asados o pickles como complemento.

Salsa criolla


Esta salsa es parte del especial del bicentenario y también autoría de Susana. Perfecta para el puchero peronista, digo, bicentenarista (¡Santo cielo, me convenció!).
Lleva: 1 cebolla, medio morrón rojo, medio morrón verde, 2 cebollas de verdeo, 1 tomate sin semillas, aceite de oliva, vinagre, sal, limón, ají molido, pimienta, cilantro y ya que estamos en el baile, ají picante o chile jalapeño.
Picar bien las cebollas, los morrones, el verdeo, cilantro y los tomates. En otro recipiente disolver la sal con el vinagre y un chorrito de limón. Agregar aceite de oliva y revolver. Añadir los vegetales y una pizca de ají picante o chile jalapeño. Mezclar y condimentar. Dejar reposar un par de horas antes de llevar a la mesa.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Manzana asada


Persistiendo con mi línea de recetas básicas, va la de manzana asada. Debe debe ser la más fácil de todas las recetas básicas que andan dando vueltas por ahí (y por aquí). Es decir, la que no necesita ser explicada. Es, más bien, una idea que les doy para cuando se cansen de ver esas manzanas en el medio de una mesa y no sepan qué hacer con ellas. ¿Vieron cómo aguantan las manzanas?
Bien podría resumir e ir derecho al procedimiento (e incluso, evitarlo), pero necesito pasar dos fotos y para ello he de incluir más de texto. Debo demostrar que, además de tener ganas de sacarle una foto a una cosa redondita con un ojo, sigue habiendo contenido en Con el tenedor en la mano.



Bueno, ahí va: cortamos la manzana por arriba (¿hola?), con una cuchara quitamos el centro y las semillas, rellenamos con azúcar y vino blanco. Podemos poner alguna cosilla por ahí en el centro que sea capaz de flotar (el azúcar, el vino y el jugo de manzanas se convertirán con el calor en una especie de gelatina): puede ser una almendra, una nuez o un muñequito de chocolate Jack. Llevamos al horno por unos quince o veinte minutos y listo. Con crema batida pasa a ser de un elemento decorativo, a un postre. Fin.

domingo, 16 de mayo de 2010

Guiso àl barrio


No sé cómo se llama este guiso pero la receta es bastante popular. Al menos cuando mis hermanos y yo éramos chiquitos, nos hacían este plato bastante seguido. Claro que en ese entonces, fanáticos de la milanesa y las batatas fritas como éramos, no nos gustaba nada. Pero con los años una le agarra cariño a la cacerola. Es tan fácil como casi todas las recetas que posteo. Para 4 porciones necesitamos: aceite de oliva, un diente de ajo, 4 cebollitas de verdeo, un morrón rojo, 1 lata de tomates peritas, 2 churrascos de nalga, 1 hoja de laurel, 200 gramos de arroz, pimentón y nada más. Bueno, sí, con cuatro o cinco rodajitas de chorizo colorado convertiríamos esta receta en una verdadera delicia.

En una olla o cazuela ponemos a freír el diente de ajo picado, enseguida (antes de que tome color) sumamos las cebollas de verdeo y el morrón picados. Dejamos cocinar un par de minutos y agregamos la carne cortada en tiritas y, si tienen y pueden, chorizo colorado. Cuando se cocine, sumamos puré de tomates, pimentón, sal y laurel. Dejamos cocinar un rato. En otra olla ponemos a cocinar arroz, a los 10 minutos de hervor, colamos y llevamos a la cacerola. Dejamos que se termine de cocer en la salsa y ya está.

sábado, 15 de mayo de 2010

Arroz con pollo y azafrán


Una excelente receta para hacer en invierno. Se prepara en menos de cuarenta minutos y se saborea mejor al día siguiente. Ese es el quid de los guisos, nadie lo puede negar. Para 4 porciones, necesitamos: 2 pechugas de pollo cortadas en cubitos, 1 o 2 dientes de ajo, 1 cebolla grande, 1 zanahoria, 2 tazas de arroz, 1 lata de arvejas, 1 morrón rojo, media lata de tomates peritas, aceite de oliva, sal, pimienta y 1 latita de azafrán (si es bueno cuesta un ojo de la cara… y sino, en el chino siempre hay del otro).

Por un lado ponemos a cocinar 2 tazas de arroz en 4 de agua (no se tiene que terminar de cocinar, ojo con descuidarse). Cuando el agua hierva, agregar un poco de azafrán para que el arroz vaya tomando color. Por otro, en una olla o cacerola, freimos la cebolla y el diente de ajo bien picados. Luego agregamos el morrón rojo y la zanahoria cortados chiquitos. Después de un par de miutos ponemos a cocinar el pollo trozado. En 10 minutos más o menos, echamos los tomates, las arvejas y todo lo que nos quede de la latita de azafrán. Mientras tanto, colamos el arroz, que debe estar semi cocido. Lo agregamos a nuestra salsa y dejamos cocinar unos 10 minutos más. Y listo, ideal sería dejarlo para el día siguiente. Y si no se puede, es porque no se puede.

Lo que sí puede uno es olvidarse de este guiso leyendo el maravilloso cuento...

La Casa del Juicio. 
De Oscar Wilde.
Y el silencio reinaba en la Casa del Juicio, y el Hombre compareció desnudo ante Dios.
Y Dios abrió el Libro de la Vida del Hombre.
Y Dios dijo al Hombre:
-Tu vida ha sido mala y te has mostrado cruel con los que necesitaban socorro, y con los que carecían de apoyo has sido cruel y duro de corazón. El pobre te llamó y tú no lo oíste y cerraste tus oídos al grito del hombre afligido. Te apoderaste, para tu beneficio personal, de la herencia del huérfano y lanzaste las zorras a la viña del campo de tu vecino. Cogiste el pan de los niños y se lo diste a comer a los perros, y a mis leprosos, que vivían en los pantanos y que me alababan, los perseguiste por los caminos; y sobre mi tierra, esta tierra con la que te formé, vertiste sangre inocente.
Y el Hombre respondió y dijo:
-Si, eso hice.
Y Dios abrió de nuevo el Libro de la Vida del Hombre.
Y Dios dijo al Hombre:
-Tu vida ha sido mala y has ocultado la belleza que mostré, y el bien que yo he escondido lo olvidaste. Las paredes de tus habitaciones estaban pintadas con imágenes, y te levantabas de tu lecho de abominación al son de las flautas. Erigiste siete altares a los pecados que yo padecí, y comiste lo que no se debe comer, y la púrpura de tus vestidos estaba bordada con los tres signos infamantes. Tus ídolos no eran de oro ni de plata perdurable, sino de carne perecedera. Bañaban sus cabelleras en perfumes y ponías granadas en sus manos. Ungías sus pies con azafrán y desplegabas tapices ante ellos. Pintabas con antimonio sus párpados y untabas con mirra sus cuerpos. Te prosternaste hasta la tierra ante ellos, y los tronos de tus ídolos se han elevado hasta el sol. Has mostrado al sol tu vergüenza, y a la luna tu demencia.
Y el Hombre contestó, y dijo:
-Sí, eso hice también.
Y por tercera vez abrió Dios el Libro de la Vida de Hombre.
Y Dios dijo al Hombre:
-Tu vida ha sido mala y has pagado el bien con el mal, y con la impostura la bondad. Has herido las manos que te alimentaron y has despreciado los senos que te amamantaron. El que vino a ti con agua se marchó sediento, y a los hombres fuera de la ley que te escondieron de noche en sus tiendas los traicionaste antes del alba. Tendiste una emboscada a tu enemigo que te había perdonado, y al amigo que caminaba en tu compañía lo vendiste por dinero, y a los que te trajeron amor les diste en pago lujuria.
Y el Hombre respondió:
-Si, eso hice también.
Y Dios cerró el Libro de la Vida del Hombre y dijo:
-En verdad, debía enviarte al infierno. Sí, al infierno debo enviarte.
Y el Hombre gritó:
-No puedes.
Y Dios dijo al Hombre:
-¿Por qué no puedo enviarte al infierno? ¿Por qué razón?
-Porque he vivido siempre en el infierno -respondió el Hombre.
Y el silencio reinó en la Casa del Juicio.
Y al cabo de un momento. Dios habló y dijo al Hombre.
-Ya que no puedo enviarte al infierno, te enviaré al Cielo. Sí, al cielo te enviaré.
Y el Hombre clamó:
-No puedes.
Y Dios dijo al Hombre:
-¿Por qué no puedo enviarte al Cielo? ¿Por qué razón?
-Porque jamás y en parte alguna he podido imaginarme el Cielo -replicó el Hombre.
Y el silencio reinó en la Casa del Juicio.

martes, 11 de mayo de 2010

Faina y moscato


Querida Mónica: esta no es la fainá de Angelin, ni la de Güerrín y mucho menos la del Fortín. Esta receta que posteo es la más común, su resultado es una masa casera, dulzona, suave, liviana y, además, es riquísima. Aunque, como te dije, nunca como la de las pizzerías de culto, cuyo secreto -sospecho- debe ser nunca lavar los moldes. Y esto dicho con aunque pero sin peros.


Compramos en una dietética o simbólica ¼ kilo de harina de garbanzos. La llevamos a un bol con sal. Vamos agregando de a poco 3 tazas de agua tibia y 3 cucharadas de aceite de maíz mientras mezclamos con una cuchara de madera (o de la que tengan). Batimos o licuamos la pasta hasta que desaparezcan todos los grumos. Tiene que quedar de la textura de una crema (muy distinta a la masa de pizzas). Dejamos repostar a temperatura ambiente una hora. Luego de lo cual, encendemos el horno al máximo, echamos aceite en una pizzera o molde (con una cuchardada o dos está bien), llevamos el molde al horno y cuando el aceite esté caliente, metemos la mitad de la masa y cocinamos unos diez minutos. Luego agregamos el resto de la masa y horneamos unos 15 minutos más. Retirar, pimentar y servir enseguida. Hay otras variantes que pueden ser agregar queso rallado por encima o cebolla frita mientras se cuece, pero para hacerla por primera vez, mejor a lo clásico: al plato y con moscato.
Dedicada a Mónica, que lo que más extraña de la calle Corrientes es el olor de la faina recalentada.

domingo, 9 de mayo de 2010

Mousse de paltas


Pronostican que este año las paltas serán verdes, así que aprovechemos que todavía sigue la temporada (o que todavía nos las siguen trayendo desde los trópicos) para hacer una facilísima mousse.

Hacemos un puré con 2 paltas maduras (negritas). Las pisamos bien con jugo de limón. Tienen que quedar como una crema sin grumos. Agregamos una cucharada de mayonesa y otra de mostaza. Salamos y pimientamos. Hidratamos 1 cucharada sopera de gelatina sin sabor en 2 de agua caliente. Mezclamos con la preparación anterior y metemos en un molde. Dejamos solidificar un par de horas en la heladera.
Era tan fácil de explicar que me quedó lugar para dejar el primer fragmento de “Romance Sonámbulo” de Federico García Lorca.

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas. 

viernes, 7 de mayo de 2010

Sopa crema de zanahorias


Recuerdo que cuando yo era chica mi abuela me decía que la zanahoria activaba la inteligencia. Desde entonces tengo el hábito de comer, al menos cinco veces por semana, esta hortaliza naranja preparada en distintas formas. En esta ocasión voy a pasar la receta de una sopa deliciosa que se prepara en veinte minutos o media hora.
En una olla con un poco de aceite, salteamos una cebolla cortada chiquita y 2 dientes de ajo enteros. Cuando estén tiernos, agregamos 4 zanahorias grandes cortadas en trozos y algunas cuantas ramitas de perejil. Dejamos cocinar por unos 5 minutos. Luego agregamos poco menos de un litro de caldo (2 cubitos y 3 tazas de agua caliente) y hervimos unos 10 o 15 minutos, hasta que las zanahorias estén tiernas. Retiramos del fuego, desechamos los ajos y procesamos todo en la licuadora. Agregamos un chorro de crema o queso crema y unas gotas de limón, que realzan el dulzor de la sopa. Las zanahorias también son ricas en betacaroteno (ideal para quien quiere llegar bien al los treinta), vitamina A, E, B, y, como ya dije, una fuente inagotable de compuestos para la inteligencia. Por algo Rucio perdió la cabeza.

Hemos de finalizar merecidamente con un microcuento (o chiste) sobre burros:

El Filogelos, atribuido a Hierocles y Filagrios:
Un hombre viajaba sentado en burro cuando pasó junto a un huerto. Al ver una rama de higuera que pendía repleta de higos maduros echó mano de ella. Pero el asno prosiguió su camino y el hombre quedó colgado de la rama. Al preguntarle el cuidador del huerto qué hacía allí colgado, le dijo: “Me he caído del burro”.

Sopa crema de tomates


Receta ideal para aquellas personas a quienes el invierno castiga. En mi caso me atormenta con la gripe pero no me saca las ganas de comer ni de cocinar. Recuerden que ir al chino a comprar sopas instantáneas es un trámite aún más complicado: entre ponerse el batón, sacarse los bigudíes, esperar el ascensor hasta decidirse a bajar por las escaleras, esquivar al administrador, cruzar la calle, dejar pasar al camión de basura, entrar al chino, encontrar en la góndola una caja que no esté vencida, hacer la fila, contar mondedas, volver a cruzar la calle, volver a subir ya por la escalera, abrir la puerta, atender al gato, poner la pava, buscar una taza limpia y demás, pierden más de 30 minutos. ¡Y esta sopa se hace en 20! Y es casera.

En una olla salteamos 1 cebolla picada. Cuando esté dorada agregamos 4 ramas de apio cortadas. Dejamos cocinar un par de minutos y luego añadimos 2 tazas de tomates peritas maduros y cortados (más o menos 7 tomates), 1 cucharadita de azúcar, sal y pimienta. A los 5 minutos de cocción agregamos 2 cubitos del caldo que les guste–quedan muy bien los cubitos a la provenzal- y 4 tazas de agua caliente. Esta clase de sopa lleva salsa blanca. Pero ojo, si la van a hacer, háganla bien. No vale echar manteca, harina y leche en la olla todo de una vez en la sopa porque verán que la leche se corta. Mi experiencia me indica que el tomate es, para esta sopa, lo que el limón es para la ricota. Mejor usar queso crema o un chorrito de crema. Más instanténea que las instantáneas. Click.

sábado, 1 de mayo de 2010

¿Por dónde le entra el agua al coco?


En una ollita, metemos dos claras y media taza de azúcar. Llevamos al fuego. Batimos con dos tenedores sin parar. A medida que se calienta, se irá formando un almíbar espumoso. Seguimos batiendo hasta que se empiece a despegar del fondo. En ese momento retiramos del fuego y agregamos 100 gramos de coco rallado. Revolvemos bien y luego armamos bolitas con las manos presionando bien para que liguen. Luego las dejamos orear por un par de horas. Si queremos, las podemos bañar con chocolate. Respondo a la pregunta de la entrada: por el mismo lugar donde le entra al cactus.

Avellanas garrapiñadas


Estas garrapiñadas las podemos hacer también con maníes, almendras o nueces. En una olla ponemos a calentar media taza de agua, tres cuartos taza de azúcar y 100 gramos de avellanas o cualquier otro fruto seco. Revolvemos con una cucharada de madera hasta que el agua se evapore y el azúcar empiece a burbujear. Seguimos revolviendo hasta que el almibar se transforme en caramelo.
Cuando las avellanas se parezcan a las garrapiñadas que ustedes bien conocen, sabrán que ese es el momento de apagar el fuego. Esparcimos las avellanas sobre una placa forrada en papel aluminio e inmediatamente las rociamos con unas gotas de limón. Las separamos con los dedos y las dejamos secar hasta que se pongan blanquecinas.

Merenguitos


Prendemos el horno al mínimo. Batimos 1/2 de taza claras de huevo a temperatura ambiente (unas 3 ó 4) con una pizca de sal o bicarbonato de sodio. Cuando llegue al punto nieve, agregamos de a poco media taza de azúcar y seguimos batiendo hasta que el merengue esté duro. Agregar dos cucharadas de maicena y revolver (sin batir). Distribuir con una cucharita los merengues sobre una placa enmantecada y enharinada (o en pirotines, que es lo mejor para evitar que se despeguen sin romperse) y llevar inmediatamente al horno mínimo -mínimo- por 2 horas. La idea es que se sequen. Si el fuego está un poco fuerte se desinflan y se caramelizan. No abrir el horno a menos que sientan un profundo y penetrante olor a gato quemado.
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