sábado, 23 de octubre de 2010

Borscht frío


La “dacha”, en Rusia, era el tipo de casa de campo que se puso de moda durante el zarismo del Siglo XIX entre las familias mejor acomodadas. Generalmente eran usadas para guardar los muebles viejos, reunirse los fines de semana, descansar y también para cultivar una gran huerta. Luego de la revolución rusa, y durante el comunismo, el gobierno entregó a los trabajadores unas parcelas de unos seis sotok (algo así como 600 metros cuadrados) para que construyeran sus propias dachas. Las familias aprovechaban el terreno para cultivar papas, pepinos, zanahorias y, sobre todo, remolachas que, al parecer, eran bien rojas y crecían con una facilidad asombrosa.

Con las remolachas se prepara el tradicional borscht, sobre cuyo origen hay una gran disputa. Los rusos dicen que el borscht es ruso y los ucranianos dicen que nó, que es de Ucrania. Teniendo en cuenta que Ucrania se independizó de la Unión Soviética recién en 1991, consideramos que esta querella ha de haber sido la menos importante de todas. Por lo cual yo paso una versión de borscht frío, que no se parece mucho ni al ruso ni al ucraniano, pero para quien poco sabe de cocina y  menos de historia, le va a venir muy bien. Es muy fácil mi versión. Si me salteo algún ingrediente, que nadie se ofenda, que acá queremos a todos.

Ingredientes para 2 personas:
5 remolachas, 1 zanahoria, caldo de carne (o el agua de las remolachas hervidas), 1 cucharada de azúcar, 1 chorrito de vinagre, sal, crema (o crema agria), 1 huevo, perejil o apio y 1 cucharada de aceite de oliva (opcional).
Ponemos a hervir las remolachas y la zanahoria. Cuando estén tiernas, las escurrimos (reservando el agua, si es que no vamos a usar caldo). Cuando enfríen, las procesamos en la licuadora con el azúcar, la sal, el vinagre y el aceite. Vamos agregando agua de remolachas o caldo en la medida que queramos el borsch más o menos espeso. Al momento de servir agregamos por encima 1 huevo duro picado, perejil o apio, pepino cortado en daditos y un chorro de crema (o smetana).

Muchos escritores hacen mención al borscht en sus libros. En uno de sus ensayos, Walter Benjamin, famoso filósofo  judeo-alemán, se refirió, diciendo: “tus ojos bebieron de la roja exuberancia de este plato”.  Muy linda frase, esa se la entendimos todos.
Aprovechando esta noble ocasión en donde un tema lleva a otro sin aparente coherencia, damos fin a esta entrada con otra cita de nuestro querido, aunque enredado, el mencionado, Walter Benjamín.
HELIOTROPISMO
Como las flores vuelven su corola hacia el sol,
así también todo lo que ha sido
en virtud de un heliotropismo de estirpe secreta
tiende a dirigirse hacia ese sol que está por salir en el cielo de la historia.

[En "Tesis de la historia"]


viernes, 15 de octubre de 2010

La invitada de octubre: Sandra Armengol


Y la invitada de este mes es una persona muy pero muy especial: Sandra Armengol.
Sandy es Licenciada en Trabajo Social, artista plástica, luchadora incansable de los derechos de las mujeres, de los derechos humanos, integrante del colectivo de mujeres Juana Azurduy y, por sobre todas las cosas, una amiga con todas las letras. Con los amigos de antaño la recordamos especialmente por su natural condición de líder, de dirigente intelectual, promotora de actividades recreativas y por su especial compromiso comunitario. Eso sí, también por su habilidad en desaparecer a la hora de lavar los platos, aunque  siempre con una justificación mística para defender su ausencia. Hay una anécdota muy curiosa que quisiera contar, un hecho acontecido hace muchos años en Entre Ríos, donde fuimos adentrados por Sandra en el verdadero sentido de la vida y en el entendimiento de la moraleja. Resultó ser que habíamos quedado en pasar un fin de semana en el camping de El Palmar. Eramos 7 u 8 amigos y Sandra se había comprometido a llevar una carpa muy grande, cosa que hizo, pero olvidando llevar  las elementales varillas.

Entonces dirigió a los hombres hacia río, para que buscaran cañas flexibles que sostuvieran la carpa, aduciendo que eso era tarea de hombres, comprometiéndose a cambio a cocinar, ya que ella era mujer, y por lo tanto era lo que correspondía en dicha situación. Los hombres volvieron a la noche con las cañas, cansados, picados por jejenes y hambrientos. Cuando preguntaron por la cena, Sandra los convocó alrededor de una pequeña fogata (realizada con unas pocas piñas y su diario íntimo) y, con preocupación filosófica, trató de dar respuesta a la situación: “No se nace mujer, sino que se llega a serlo". Quedamos todos perplejos, hombres y mujeres, y en ese instante de confusión, ella se retiró, almohada de viaje en mano, soltando en el camino: “Simone de Beauvoir… El segundo sexo… 1949”. Más luego se instaló en el baño, sobre un banco de madera, envuelta en el misterioso humo de tres espirales, para meditar acerca de la enseñanza moral que impartiría a la mañana siguiente (y que ya no puedo contar porque me he excedido en caracteres).
Luego de esta larga y merecida presentación, los dejo con Sandra, la Sandy, la Sandrini, la Colo, la Coli (fata), quien hoy presenta la receta de mermeladas de frutillas titulada “2 kilos 10 pesos”:

2 kilos 10 pesos, por Sandra Armengol
Ingredientes:
 
Frutillas 1 kg
500 gs de azúcar blanca
100 cm3 de agua
1 limón exprimido
una pizca de sal
4 clavos de olor
6 semillas de cardamomo

Materiales necesarios:

1 frasco de vidrio con tapa
Fuego, gas, olla de teflón, cuchara de madera, 1 celular con cámara para registrar la preparación. Música que te haga mover mientras la preparás.


Preparación

Lavar y cortar las frulillas en trozos pequeños, espolvorear con el azúcar, ponerle el agua, el jugo del limón, el caradamomo, el clavo de olor y la pizca de sal. Mezclar todo con una cuchara de madera y dejar reposar 3 horas en la olla de teflón donde será luego expuesta a la cocción.
A las 3 horas de reposo, poner la preparación a fuego lento, durante 2 horas aproximadamente y revolver  6 veces durante ese tiempo. Se finaliza la preparación cuando tiene una textura caramelosa y brillante.
Colocar en otra olla agua y hacer hervir el recipiente donde se guardará la mermelada.
Sacar el frasco del agua,  dejar escurrir , luego colocar la mermelada de frutillas.
Dejar hasta que enfríe a temperatura ambiente.
Luego guardar en la heladera ya que no tiene conservantes.
FIN.

lunes, 11 de octubre de 2010

Pollo al limón


Manuel Lezaeta Acharán fue un investigador chileno de medicina naturista. Es bastante conocido por un texto publicado hace muchos años que se titula “Ajo, limón y cebolla. 168 propiedades”. Según Manuel, entre otras cosas, el limón despeja el cerebro y, por consiguiente, ello traduce en una perfecta y clara manifestación del pensamiento y la inteligencia. Si ya lo decía yo, pues.
Además de esa importantísima cualidad, es bien sabido que el limón provee de vitamina C, es buena para el sistema inmunológico, es depurativo, astringente y,  también según Lezeata Acharán, servicial en 162 cuestiones más. 
Agradeciendole entonces al limón estas magníficas facultades, pasamos una receta sumamente sencilla de preparar y apta para todo público:

Ingredientes (por persona):
1 pechuga de pollo deshuesada
Jugo y ralladura de 1 limón
½ vaso de vino blanco
10 almendras peladas
1 cucharada de jengibre en polvo, 2 de azúcar, sal, pimienta y aceite de oliva.
En un jarrito ponemos a hervir las almendras. Al cabo de 10 minutos, apagamos el fuego, las colamos y dejamos reposar. Verán que la piel se arruga y desprende. Con los dedos las pelamos hasta dejarlas blancas.
Aparte, ponemos a macerar el pollo cortado en dados con el vino blanco, el jugo de limón, el azúcar, el jengibre, la sal y pimienta.

Calentamos una sartén con aceite de oliva y luego sellamos los daditos de pollo, reservando el jugo. Cuando esté más o menos  cocido, agregamos las almendras peladas y comenzamos a echarle  de a poco el jugo de la maceración. Dejamos espesar la salsa mientras el pollo se cocina y por último agregamos la ralladura de limón.
Queda muy bien con arroz blanco.

Clickeando en "Mis observaciones clínicas sobre el limón, el ajo y la cebolla, Dr. Manuel Lezaeta Acharán", podrán leer las 168 propiedades del limón. Pero denme el gusto de transcribir la número 30 que, según mi parecer, es la más llamativa de todas:
"El limón destruye todas las excitaciones sexuales morbosas porque descongestiona las glándulas; por consiguiente mata todo deseo o apetito sexual anormal. Es éste un mal tan generalizado, que si a ciertas personas se les normalizaran sus glándulas sexuales, logrando que éstas tuvieran deseos normales, creerían que habían perdido potencia sexual. Por lo tanto, no hay porqué extrañarse cuando, al tomar zumo de limón, desaparezcan los continuos e irrefrenables deseos sexuales, porque no hace otra cosa más que volver a la normalidad. El que es adicto al limón tiene hijos sanos y hermosos. El limón no infecundiza; al contrario, prepara una masa de glóbulos rojos sanos y, por lo tanto, un esperma puro, fecundado, viril."
Si ya lo decía yo también, pos.

martes, 5 de octubre de 2010

Ensalada waldorf tomada


En estas semanas en que la Facultad de Filosofía y Letras estuvo (y sigue estando) tomada, y durante un día en que se suspendieron las clases públicas, decidí quedarme a escuchar una de las asambleas. No había participado antes de ninguna de ellas porque por un lado porque soy tímida, por otro cobarde, también cargo con el complejo de edad (doblo en años a la gran mayoría), tengo escoliosis (sentarme en el suelo me estrangula las lumbares) y, porque en general, por todos los motivos expuestos  y, en simultáneo, genero en los otros una visión sospechosa.

Entonces, como decía, decidí ocupar el puesto de espectadora  porque,  de alguna manera estando, uno también forma parte activa. 
Pasaron las horas, los oradores, los protoma, los antitoma, pasaron los mates, las tizas, las declaraciones, las comunicaciones, las palabras, los improperios, las expresiones resistentes de entrar en el Diccionario de la Real Academia Española (goluda, malcocida, chonchatuma, zurcos, kretino, decanatoso,  ultracá, matri, foshito, culogoto, agarramelosversiculos), pasaron tantas cosas y a la vez, nada, que en un momento, aburrida, decidí volver a casa. Las piernas no me respondían, es que soy propensa a los calambres. Entonces decidí que, mientras esperaba a que volviera la circulación sanguínea, escribir la receta que sigue a continuación, dejándome llevar por la influencia de la asamblea de Facultad, que como cualquier otra asamblea de mundo, tiene sus cosas interesantes y también graciosas:

La ensalada waldorf es una de las ensaladas más famosas del mundo. A los pequeño burgueses de clase media y proletariado de clase media baja, les sonará, básicamente por haberla visto materializada en más de una ocasión navideña. La waldorf es una ensalada más enajenada que la mixta, porque desde sus orígenes falsifica la consciencia de clase. Fue ideada un maitre (en español, cocinero) llamado Oscar Tschirky, asalariado del Hotel  Waldorf, y pensada para contentar al jet set neoyorkino. Su plato fue un éxito, pero  el Oscar se quedó sin el aura. Es que en la repartija, fue compensado con avioncito (falsificándole con ello la conciencia de clase) y el Hotel, dueño de los medios de producción, se quedó con el nombre, beneficiándose con ello de la propiedad intelectual.

La receta es sencilla: 
Lleva 5 a 7 tallos de apio, 1 manzana verde, 5 o 6 nueces picadas, 4 cucharadas de mayonesa, 1 cucharada de mostaza, 4 o 5 cucharadas de crema de leche o queso crema, aceite de oliva, sal y limón.
Cortar el apio en rodajitas. Pelar y cortar las manzanas en cuadratidos chicos. Rociarlas con el jugo de limón para que no se oxiden. Mezclar el apio, las manzanas y las nueces. Aliñar con limón, aceite y sal. Aparte, hacer una salsa mezclando la crema de leche (o el queso crema), la mayonesa y  la mostaza. Agregar a la ensalada y revolver bien.

Como verán en la foto, el fondo donde se sustenta la ensalada, es el del gorilaje (si les parece un mono es porque habrán de estar enajenados). Por más que la disfrutemos como ensalada y todo, no debemos olvidar el origen imperialista.
¡Hasta la próxima, cocineros y estudiantes!

viernes, 1 de octubre de 2010

Budin de algarroba


El algarrobo es un árbol que produce unas chauchas o vainas que, sometidas a un proceso de secado y molienda, se transforman en harina de algarroba. El sabor es dulce y aromático, muy parecido al del cacao, pero, a diferencia de este,  no posee cafeína, teobromina, tiramina, ácido oxálico ni exceso de grasas; tampoco requiere de aditivos para su consumo. Se saborea como el chocolate pero... con menos culpa. Los indios de América consideraban a la algarroba (así se denomina a la chaucha del algarrobo) la “más preciada ofrenda de los dioses”. Es que no sólo los proveía de una gran cantidad de vitaminas y nutrientes, sinó  también de una gran energía para luchar contra los conquistadores. Un muy interesante informe podrán encontrar visitando el link de la ESCUELA IPEM Nº 104 "Arturo Capdevila" de Cruz del Eje.

Con las vueltas que tiene la vida, y gracias a la Revolución Industrial, la división del trabajo bajo las condiciones de explotación capitalista, el marketing, el offshore, el espíritu new age y la masiva graduación de dietistas en los noventa, pasó de ser un regalo de la tierra, a un bien de lujo: cotiza a 34 pesos el kilo. Aunque,  para probar alguna vez, bien vale la inversión. Y para esta receta, con una taza alcanza. 

Ingredientes:
1  taza de harina de algarroba, 1  taza de harina  leudante, 1 taza de aceite (o 200 gramos de manteca), 1 manzana verde rallada, 3 huevos, 1 yogurt,  1/2 taza de azucar negra (la harina ya es muy dulce), nueces, pasas rubias y 2 cucharaditas de polvo para hornear.

Preparación:
Encender el horno. Enmantecar y enharinar un molde.
Batir los huevos con el azúcar. Agregar el yogurt, aceite (o manteca blanda), la manzana rallada y, mientras seguimos batiendo, adicionamos de a poco la harina de algarroba y la leudante con 2 cucharitas de polvo royal. Cuando la masa no tenga grumos, agregamos las nueces picadas y las pasas.  Revolvemnos para que se integren, llevamos a un molde y horneamos por 30 o 40 minutos. Podemos agregarle por encima azúcar negra.

Esperando haber prestado un servicio a la comunidad, nos despedimos con una frase tan sencilla y profunda como el fruto del algarrobo, de nuestro querido Baldomero Fernandez Moreno, que dice:

El algarrobo es el árbol que mejor filtra, divide y pulveriza las estrellas.

(Cita extraída del informe mencionado anteriormente, al que decimos, gracias!).

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