viernes, 29 de enero de 2010

Queso fresco

 
Esta receta que escribo a continuación es bien parecida a la de la ricota. Pero es queso. Para prepararlo hay que comprar cuajo líquido. Lo venden únicamente (creo) en Doña Clara, que queda en Corrientes al 2500.
Ponen a hervir un litro de leche. Cuando está casi a punto de ebullición le echan sal, finas hierbas, granos de pimienta, orégano o lo que tengan ganas. Revolvemos la leche con una cucharada de madera y agregamos una cucharadita del cuajo líquido. Apenas rompe el hervor, apagamos el fuego. El queso saldrá bueno, pero si se lo vigila, saldrá mejor, así que si mientras esperamos que suceda algo la leche no cuaja, es porque necesita un empujón. Añadiendo medio limón exprimido, verán que se corta.
Dejamos estacionar unos minutos. Mientras tanto, en un colador, ponemos una gasa lo suficientemente grande como para que poder colar la cuajada. Vertemos la preparación y dejamos escurrir un par de horas hasta que enfríe. Luego tomamos las cuatro puntas de la gasa, anudamos presionando bien con los dedos y lo colgamos para que escurra. Tiene que perder todo el suero posible. Cuando esté compacto lo metemos en un molde y lo llevamos a la heladera. Después de varias horas lo podremos desmoldar. Yo me pregunto para qué sirve el cuajo si la leche cuajó cuando le pusimos limón. No tengo una respuesta lógica, solo puedo decir que el gusto es distinto al de la ricota. Y si parece, huele y sabe a queso, posiblemente... lo sea.

1 comentario:

  1. Hola, saludos, gracias por recopilar y convertir en recetas aquello que siempre hicieron las abuelas, por aquello de la osteoporósis tenemos que probar todo lo que podamos en sustitutos naturales del calcio, las pastillas producen cálculos en los riñones y en la vesícula, me han comentado. Nos animas a intentarlo solo con un yogurt diario se cumplen los requerimientos, mas la ricota y los quesos caseros estamos completas.

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