Bueno, no vamos a poder hacer el pulpo a la española como habíamos prometido. Por un lado porque Paul no terminó en una sala de apuestas (como habían presagiado los tiburones de San Telmo), tampoco murió por intoxicación de almejas como comunicó erróneamente un colega y, por último, porque en la pescadería de mi barrio los acaban de subir al doble de precio. Encima te miran mal (me refiero a los vendedores, porque los pulpos que exponen, ya fueron ajusticiados). Entonces, con resignación, pasamos la receta de estos ñoquis de morondanga y que quede en manos de un experto, como es Carlos Arguiñano, la receta que únicamente les sale bien a los españoles.
Para hacer 2 porciones necesitamos: 250 gramos de ricota (que puede ser casera hecha con 2 litros de leche –ver receta-), 1 huevo, 1 taza de harina (y un poco más también), un chorrito de aceite, nuez moscada, sal y, si quieren, queso rallado. Para la salsa: aceite de oliva, 1 diente de ajo, 2 ramitas de cebolla de verdeo, varias hojas de albahaca, sal, y 1 lata de tomate. En un bol ponemos los huevos, la ricota, la sal, la pimienta y la nuez moscada. Si quieren, también queso rallado. Mezclamos bien hasta que se integren todos estos ingredientes. Empezamos a agregar la harina de a poco, mezclando bien con cuchara de madera o directamente con las manos. A medida que agregamos más harina, vamos empezando a amasar. Es posible que necesiten más de una taza, ustedes van viendo. Les tiene que quedar una masa homogénea y suave y que no se nos pegue a los dedos.

Acá va una idea de salsa: freímos en aceite de oliva el diente de ajo machacado e inmediatamente agregamos el verdeo cortado en rodajitas. Agregamos tomates hechos puré y luego las hojas de albahaca. picadas. Salamos y pimentamos. Cuando el agua hierva, echamos los ñoquis y apenas suban a la superficie, los retiramos con una espumadera. Servimos y comemos inmediatamente, antes de que empiecen a caminar, mover los bracitos y decir boludeces.
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