La polenta es un plato rapidísimo, muy energético, sano y encima barato, es por esto último que se la considera comida de pobres. Como una, uno (o todos nosotros), va (o vamos) rotando todo el tiempo de escala social (de menos pobre a más pobre y así, invariablemente) nos conviene siempre tener una polenta mágica a mano. La podemos hacer con manteca y queso (para mi criterio, la mejor opción), con tuco o salsa. Las salsas que mejor combinan son la de cebolla, tomates y albahaca, la de cebolla y hongos, la de queso y salchichas o esta que posteo a continuación, la boloñesa.
Receta para 4 porciones: en una olla, sartén grande o cacerola, ponemos a calentar aceite de oliva. Freímos 1 diente de ajo machacado, enseguida agregamos 1 cebolla cortada chiquita, luego 1 ají morrón (verde o rojo). Cuando la cebolla esté transparente, agregamos ¼ kilo de carne picada (si es especial, mejor). Revolvemos bien para que la carne se cocine pareja y, cuando empiece a tomar color, echamos un poco de vino blanco. Dejamos reducir el vino un par de minutos y luego agregamos 1 lata de tomates picados, sal, ají molido, pimentón y una cucharadita de azúcar. Cocinamos unos 10 o 15 minutos hasta que la salsa espese un poco. Cuando esté prácticamente lista, procedemos a hacer la polenta (3 tazas más o menos). Para ello deben leer las instrucciones del envase y respetar las proporciones de agua o leche y harina de maíz. Un plato ideal para calentarse los pies.
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